Los médicos cubanos no comen, los políticos y los obispos, sí

Como si fuera una tremenda herejía; una falta de consideración con la solidaridad mundial necesaria, la prensa subvencionada, que sale a la calle y se mantiene con el dinero público camuflado, se ha echado las manos a la cabeza por el escándalo social, que para ellos y sus dignos países significa la sinvergonzonería socialista de que Cuba, cobre por enviar médicos a países donde en vez de apostar por la ciencia médica, les da más rédito a los ricos los rezos de rosarios, y están llenando con muchas lágrimas de caimán los cementerios.

Esas mismas prensas de esos mismos países, que no se cansan de repetir que la izquierda, si no fuera atea sabría comprar y vender y, por lo tanto, dirigir un gobierno, el hecho de que sonrían y se tomen a chufla que una bula papal vendida para tener un lugar en el cielo, tiene el mismo valor que hacer parcelas edificables cuadriculando el oceano Pacífico, es la que aplaude cuando desde su gobierno condenan a las estrecheces a mi querida gente de la calle cubana.

Cuando uno va a la isla de Cuba, de inmediato sabe que para cada legación diplomática extranjera acreditada en la isla, no llega a diario o semanal un avión de su país a llevarles la comida y los caprichos, sino que en La Habana, existen lugares, supermercados, donde puedes comprar de todo; pero a unos precios que no están al alcance de los bolsillos de los cubanos en general; y sí, para muchos de los altos políticos en activo actualmente.

Por tanto, el cerco económico que aplauden desde la citada prensa subvencionada, desde los países señalados como que se escandalizan porque Cuba no les regale el costo del desplazamiento y la estancia de sus médicos, son los que todos unidos en bloque, en manada, a lo que le sale de los compañones a los EE.UU y sus corruptelas, van a permitir que mis amigos cubanos, sus hijos y nietos, tengan que pasar estrecheces porque los votos para ser político son los votos, y la cobardía política, una forma despreciable de cobardía más.

Los políticos saben, conocen perfectamente, que cuando se mantiene un cerco económico, caso de Cuba, los que realmente se llevan la peor parte son mis amigos, sus hijos y sus nietos, y los políticos de nivel y los clérigos, se las apañan perfectamente, aunque tenga que esforzarse en cuidar los signos externos.

Creo haberlo escrito en más de una ocasión a modo de recordatorio de lo que pasa en los países de honda reciedumbre religiosa como es España, que, cuando tuvimos las fronteras cerradas varios meses, duraron las hambres años, y hubo zonas donde cocían puntas de tiernas de esparto para hacer sopa caliente.

Puede que, en adelante, tendríamos todos los habitantes de los países del mundo, seguir la inteligente política y la metodología de vida de uno de los estados más ricos de la tierra: El Vaticano, que no produce, por producir, ni un litro de leche de vaca, o un gramo de trigo, y viven en un lujo tal, que hasta el más sencillo de sus cardenales viste la ropa interior de seda pura.

Lo lógico, lo normal, es que en vez de que la citada prensa se escandalice porque Cuba cobra el gasto de los médicos formados a expensas de un gobierno ateo, que no tiene unas formas de vivir tan “inteligentes” como tienen los vaticanistas, el escándalo, la vergüenza para el género humano sea que existan gentes de calaña semejante, que sabiendo que los que más putas lo pueden pasar en Cuba son las gentes más indefensas socialmente, sigan haciendo heridas para que todo el máximo de gente aplauda algo que es totalmente inhumano: el cerco económico a Cuba.

Y no me lo cuentan los medios subvencionados, tengo a honra el disfrutar de la amistad de muchos cubanos de la calle.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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