EE.UU., donde al dinero lo llaman patria

Todavía se suele decir, más frecuentemente en los medios rurales, cuando se refiere a un hombre cargado de despropósitos, de malos instintos, que mejor hubiese sido que su madre en vez de criarlo, hubiese engordado un buen marrano para la matanza anual.

Y más o menos, algo así es lo que ha pasado, con el nacimiento de los EE.UU, paridos por los ingleses, a los que si a Inglaterra le quedan menos de diez países en el mundo sin invadir y chuparle los recursos, sus hijos los EE.UU, no les queda ninguno dentro del planeta tierra; porque con un promedio de 0,5 guerras por año; es decir que en los 238 años de su existencia hasta el año actual han intervenido en 118 guerras, y en todos y cada uno de los golpes de estado y traiciones a los gobiernos elegidos por la gente.

Y con un historial semejante resulta rocambolesco, dramático y demencial, que, a cambio de dinero, países y medios de comunicación como España, como Europa con tres países Inglaterra, Francia y Alemania, que como los yanquis, les encanta el trabajo de parasitar otros territorios y chuparles la sangre, sigan en la hipocresía de mirar para otro lado mientras todas, absolutamente todas las reglas de los caballeros andantes se las hayan pasado por el orto los EE.UU.

En las escuelas diplomáticas socialistas, se estudia que uno de los problemas con los que se van a enfrentar los diplomáticos al ejercitar sus carreras en relación a los EE.UU, es el terrible y letal analfabetismo de los diplomáticos gringos, que al margen que son meros comerciantes al servicio de una empresa en particular no de una nación o de un conjunto de personas y solo representan intereses económicos privados, han trastocado todas las formas de relación entre países que existían.

Con más de quinientas empresas privadas dedicadas a la guerra al mejor estilo mercenario, detrás de ese tipo de militar, ya no existe el paisano que está deseando que todo acabe, soltar el fusil y volver a empuñar el timón del arado, con una añoranza decidida a volver junto a los suyos en la parcela planetaria donde le tocó, por azar, nacer.

No, el mercenario Usa que lleva un tanque; que vuela un avión, que porta armas de verdadera destrucción, es un profesional de la guerra, que cobra un sueldo y que el concepto patria se la suda, porque la guerra es su forma de levantar la olla, y no se para en parámetros que siempre nos decían que estaban basados en el honor nacional, la honra, y demás milongas que los Usa han roto en mil pedazos.

Pero no se encontrará uno en los serviles noticieros españoles, la ignominia que significa que existan empresas capitalistas que se dediquen a captar gentes por la calle de cualquier leche y condición, y, a cambio de un contrato económico firmado con estamentos oficiales de EE.UU., suplan por dinero lo que siempre fue considerado como un santo deber de todo ciudadano de un país: su defensa, pero no el ataque si no es agredido.

Ahora bien, si el juego es así de sucio y asqueroso. Si el matar o hacer la guerra es un simple acto contractual económico, lo que debería de estar sumamente condenada y penada es la mentira constante de la publicidad engañosa de que hasta la saciedad, en países y gobiernos como España, se siga utilizando y comparando a los EE.UU, como una zona geográfica donde se respetan hasta los más elementales derechos humanos.

Recientemente un miembro del gobierno andorrano, al cincuenta por ciento gobernado el país, Andorra, por la secta religiosa católica, y el otro cincuenta por ciento por Francia, se sentía orgulloso de que su gobierno podía ser comparado con el de Inglaterra y EE.UU. donde el menesteroso puede morir por la calle si no tiene dinero.

Y claro esas empresas privadas de los falsos militares, son los que están ocupando las bases españolas para defender nuestra civilización católica y cristiana.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis.

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