Aragorn y el retorno del rey

Cuando se hizo la película «Alatriste», Arturo Pérez Reverte dijo que Viggo Mortensen -quien encarnaría su arquetípico personaje-, » es un actor que lee». Dada la poca vista de la generación de mis padres -a la que pertenece el mentado Pérez Reverte-, Viggo Mortensen, esto es, el actor danés recriado en Argentina no sé yo si resulta muy lector, pero más bien parece del tebeo… Y no es la primera vez que exhibe sus estupideces. Miembro del chiringuito separata Omnium «Cultural» (*), encarnó al personaje de «Aragorn» en la versión cinematográfica de «El retorno del rey», arte y parte de la trilogía del Señor de los Anillos de Tolkien.

https://www.libertaddigital.com/opinion/pedro-fernandez-barbadillo/roy-campbell-aragorn-franquismotolkien-el-senor-de-los-anillos-viggo-mortensen-87840/

En ambos, se ofrecen datos biográficos muy buenos sobre el poeta y traductor Roy Campbell, que inspiró a Tolkien para el personaje de «Aragorn». Se cita, asimismo, al bibliófilo Joseph Pearce, el cual ha trabajado muy buenas biografías de Tolkien (y Solzhenitsyn). Sin embargo, creo que hay que complementar con algo fundamental: Ampliando la relación de «El retorno del rey» con el personaje de Aragorn-Roy Campbell, el libro constituye un guiño a las causas contrarrevolucionarias que casi en línea recta, van desde los jacobitas a los carlistas, pasando por chuanes y miguelistas y algún que otro más. «El retorno del rey» encarna la figura del rey legítimo, el rey que ha de volver para restaurar el orden tradicional y volver a las esencias.

Amen de su aversión al comunismo, Roy Campbell se hizo simpatizante del carlismo en plena Guerra Civil Española porque algo sabía de la causa jacobita y su relación con la historia política de España. En esta arquetípica actitud, Tolkien ve la energía y la alegría del hombre tradicional que, aun acosado por la pobreza, tiene los bemoles de tirar para adelante. 

Como dato histórico, valga que los jacobitas, en la III Guerra Carlista (1872-1876) hicieron una donación a los carlistas con la cual se pudo comprar una batería de artillería.

Volviendo a Tolkien (cuyo tutor fue un cura con vínculos familiares en Jerez de la Frontera), en sus jocosas definiciones se declaraba «monárquico inconstitucional» y «anarcotradicionalista». 

Otrosí, todo lo concerniente a su obra es una apología católica con un punto de vista muy centrado en San Agustín de Hipona en aquello de que la salvación fue anunciada de una forma u otra a los paganos. Por y para ello, Tolkien, utilizando sus dotes filológicas, se basó en la cultura nórdica precristiana como «cultura de la imagen», exaltando lo que él veía de nobleza primigenia, y sin olvidar por otro lado grandezas de otras mitologías como la finesa y la griega.

Acerca del «cosmopolitismo» exhibido por Viggo Mortensen, Tolkien no podía ser más contrario, y en más de una ocasión manifestó su oposición a la «Commonweath» como ejemplo de ese cosmopolitismo que detestaba. 

Ni Tolkien ni Campbell tienen nada que ver con Viggo Mortensen, el cual se ha enterado muy poco de lo que interpretaba. Y es que como buen progre arrimado a la oligarquía más negrera de la Península, el Alatriste venido a menos la ha cagado bien cagada. Empero, no hay mal que por bien no venga, y con tantas cagadas de por medio, ya tirios y troyanos empiezan a reaccionar ante tanto despropósito. 

Y por cierto, ya está bien de que extranjeros pretenciosos e ignorantes tengan que estar diciéndonos a los españoles hasta qué tenemos que pensar. Que se metan su paternalismo pseudoilustrado/complejo de superioridad por donde mejor les quepa. 

(*) «Cultural»… ¡jajajaj! El mismo Omnium que negó reconocimiento alguno a Josep Pla, el mejor prosista en lengua catalana del siglo XX; por no ser separatista. 

Salir de la versión móvil