Veamos la foto: Denzel Washington y Russell Crowe. Dos actorazos frente a frente. Peliculón: « American Gangster ». No recuerdo el diálogo exacto, pero el madero le viene a decir al narco (Denzel Washington como alter ego de Frank Lucas) que no sólo tiene contra él a muchos familiares de drogadictos que la acabaron palmando por lo que él vendía, sino que a la postre, también declararían contra él supuestos amigos mafiosos, especialmente los relacionados con las mafias de Francia e Italia. El narco escuchaba atónito y le pregunta por qué. El madero le dice que por lo que representa. El madero dice que él no se representa más que a sí mismo. El madero le espeta (como digo, soy muy embustero para los diálogos, mas concéndanme vuesas mercedes la licencia artística del caso):
-¿Un hombre de negocios negro como usted? Representa el progreso. Representa que se resquebraje lo que los otros mafiosos llaman « el orden ».
Y digo yo, dándole no sé cuántas vueltas a toda la farsa-espectáculo de la Operación Nécora, ¿no hay algo de eso en los aldeanos gallegos que venían del contrabando de tabaco y a los que el juez Garzón les montó el numerito? ¿No estarían rompiendo el « orden »? ¿No era demasiado ostentoso lo de aquellos pueblerinos? Muy parecidos a determinadas sociedades italianas, como la misma muñeira y los trajes típicos, que más recuerdan a las tarantelas que a la Europa del Norte, y muchos « celtistas » siguen en lo suyo, como si celtas sólo hubiera habido en Galicia, y no en Castilla o Andalucía o tantos otros pagos. Pero bueno, esa es otra historia.
Siguen pasando los años y sigo sin explicarme cómo esta gente pagó tantos años de talego y sin embargo, los grandes de la farlopa o el caballo, así como los más sanguinarios terroristas, están en la calle. O bueno, sí, sí que me lo explico… Con muchas complicaciones. Y tal vez esta sea alguna. La imagen de Touriño (el único que llegó a ser presidente socialista de Galicia) abriendo el pazo de Oubiña para invadirlo es toda una « mística política ».
Con todo, seguimos con los análisis ideológicos cuando los partidos políticos son los primeros que no lo siguen. ¿Es casualidad que de los 80 a los 90, PSOE y PP, repartiéndose España como el Real Madrid y el Barcelona, se afincaran en determinadas regiones al alimón de la « sociología »? ¿Es casualidad que en la Galicia y la Castilla de « pequeños propietarios » cuajara más el PP, frente al PSOE (con la inestimable ayuda de IU como eterno tonto útil) en las zonas de jornaleros; las mismas zonas que en 1833 fueron proclives al carlismo y un siglo después, con la Desamortización por delante, abandonadas de todo y por todos, se hicieron rabiosamente revolucionarias? En la misma actual provincia de Sevilla, se ve la diferencia entre el Aljarafe y la Campiña por mor de esto. ¿Hubiera sido posible que el nacionalismo se superpusiera cual parásito al carlismo en Vasconia y Cataluña sin esa sensación de traición, desazón y derrota?
¿Y cómo es posible que gente de izquierda de toda la vida haya acabado votando a Le Pen en Francia y en España, cosa que creíamos imposible, a Vox?
Y tirios y troyanos siguen con los subliminales análisis ideológicos, intentando hacer de su capa un sayo, analizando ideológicamente todo, hasta la Historia, por supuesto. Y después se permiten el lujo de sorprenderse.
Como siempre, que Dios nos coja confesados, porque estamos aviados entre unos y otros.