Al final va a resultar que la denominada Unión Europea se constituyó a nivel de papeles porque a Inglaterra le salió de sus compañones hacer la dicha unión; pero tan solo hasta un límite que los sajones fijaron, y dejaron, visto lo visto, que Alemania y Francia, por orden alfabético se pavonearan juntamente con la pedanía Italia y su ciudad capital el Vaticano.
Porque no podemos escribir que el papado romano, infalible, no ha tenido noticias de que en España, en una de las regiones o comunidades que en su día, la Región Murciana, cuando el “creciente fértil” después del fascismo que derrotaron con las armas los soviéticos, se tuvo en Europa un periodo de pujanza y de esplendor, la citada región, ahora en la actualidad, toda su boca católica redentora de sociedades democráticas, ha sido premiada por la Otan por su extremada y valiosa colaboración, seguramente para el clero vaticano, la santa Otan; tan santa y justa como la santísima Inquisición.
Y si el papado ha tenido noticias de que una oficina sucursal del Vaticano ha tenido una estrecha ligazón con la Otan: una asociación de armamentos para matar, asolar y destruir, en verdad que muchos no llegamos a entender en qué parte de la novela empieza la redención y en qué otra termina.
Del mismo que no podemos entender cómo países que creíamos que eran autónomos, independientes, locomotoras de la Unión Europea, Alemania y Francia, resulta que se arrugan más que un caracol forrajero cuando Inglaterra les ordena, vía de sus primos de EE.UU. que se guarden muy mucho de comprarle gas, o cualquier producto a los rusos, estando al triple de precio y de peor calidad (poder calorífico) el combustible sajón, que, en adelante, aunque se extraiga en Noruega o en la propia Rusia, si no es a través de los bancos ingleses o de EE.UU. y sus empresas, está terminantemente prohibido hacerlo.
Para no llorar, del resto de los países europeos, independientes y democráticos, empezando por España, repito, para no llorar, no conviene hablar de ellos, porque aquellas generaciones supervivientes a las miserias de las guerras europeas, en las que gracias a ellas los EE.UU. e Inglaterra y también Australia, empezaron a comer alguna parte de su sociedad tres veces al día, se dejaron material y literalmente los cuernos en crear un reducto social con una tendencia clara a tener un excelente calidad de vida.
Y ya, los que carecemos de todo poder, nunca sabremos dilucidar si el odio hacia Rusia es sajón o es vaticano porque son ateos o se gastan muy poco en catecismos.
Pero sea por lo que sea, el escupir para arriba, y el esperar que te caiga encima tu propio gargajo, siempre se ha tenido por una faena de gilipollas flojos de regimiento. Pero si te reiteran una y otra vez que tal cosa, el escupir para arriba, sancionando a la poderosa Rusia, va a beneficiar a lo europeos, excepto a Inglaterra, EE.UU. Canadá y Australia, que los va a poner a parir de dolores sociales, son cosas que ya se están ubicando de cintura para abajo entre las gentes que vimos con nuestros propios ojos los milagros del franquismo, mitad monje mitad patriota, mientras los pocos recursos que generaba España fue para pagar, envueltos en miseria y hambres generalizada, la tremenda ayuda americana de EE.UU. e Inglaterra desde Gibraltar, en pos de la paz de Franco.
Tengo una leve esperanza de que el formidable pueblo francés, recuerde el esfuerzo y la mucha sangre de gente ubicada en su suelo, para el caso de este renglón, española, que ayudaron y mucho para que en Francia triunfara el oh la lá francés.
Y como España es país católico apostólico y romano a tope; y, por lo tanto es Otan, también a tope, porque tanto monta Otan con Vaticano y Vaticano con Otan, recuerden los franceses su historia reciente, porque, por el lado español, por los españoles, no se puede esperar absolutamente nada bueno.
Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis