VOLVIÓ LA CORONA DE SAN ESTEBAN
Octubre de mil novecientos cincuenta
y seis, el otoño se cernía sobre Europa.
Mas, un arrebato de libertad y dignidad,
conmovió a un orbe cerrado e hipócrita.
Frente a un imperio cruel y sádico que
esclavizaba a medio mundo con hoces y martillos,
la corona de San Esteban volvió a cimentar
el blasón de Hungría, indómito y altivo.Anuncios
Oh, criminal Unión Soviética, plaga
y guillotina del mismo pueblo ruso;
el pueblo magiar, unido y valiente,
plantó una hazaña que asombró al mundo.
Gente de toda clase y condición, como
un solo hombre, desafió al terrible poder rojo.
La estatua de Stalin abatida, humillada
y pisoteada por la furia y el arrojo
de un cantar de gesta que todavía
callan como putas los farsantes modernos,
esos embusteros, manipuladores y estafadores
ideológicos que aplauden el infierno,
mas siempre para otros, nunca para ellos.
Ah, pero siempre tendrán clavada la espina de
aquella semana de gloria y tragedia de Budapest,
cuando volvió a imperar la corona de impronta bizantina.
Honor y gloria para aquellos que nos demostraron,
que siempre se puede vencer a la tiranía.
¡Que la corona de San Esteban siempre
nos recuerde el excelso ejemplo de Hungría!
–Antonio Moreno Ruiz