Como bien dice el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco, existe una suerte de pseudohispanismo que en verdad es un nacionalismo colonialista atragantado. «Los españoles fuimos y les dimos». No, a ver, en todo caso, fueron nuestros tíos, que son los padres de los hispanoamericanos. Y no sólo ellos, pues en América también había estructuras civilizatorias que fueron aprovechadas, reitero, por los antepasados directos de los hispanoamericanos, los mismos que con su sangre, su talento y su sudor labraron el Nuevo Mundo.
La Monarquía Hispánica no hizo colonialismo difusionista, sino que fue un imperio autárquico que interactuó especialmente a través de sus principales puertos: Sevilla, Cádiz y las Islas Canarias, sí; pero también La Habana, Veracruz, Cartagena de Indias, Buenos Aires, el Callao… O hasta Nueva Orleáns, ya puestos.
No acabemos imitando los tópicos del indigenismo, por favor.