El Norte revuelto y brutal que nos desprecia
En agosto de 1960 se reunieron en la capital de Costa Rica los cancilleres de los gobiernos latinoamericanos con el propósito de lograr un documento en el que se declaraba el “peligro” que Cuba revolucionaria representaba para el hemisferio.
Como respuesta a la indignante “Declaración”, hecha por completo a espaldas de las pueblos latinoamericanos, el cubano, representado por más de un millón de personas, se reunió en la Plaza de la Revolución para patentizar su apoyo al Gobierno revolucionario.
La Primera Declaración de La Habana proclamó el derecho y el deber de los pueblos a erradicar de una vez y para siempre el dominio explotador del imperialismo y la oligarquía; denunció los planes agresivos del gobierno norteamericano contra la Revolución cubana; y ratificó la decisión del pueblo cubano de trabajar y luchar por el común destino revolucionario de la América Latina.