Jaque al rey

Pero solo a nivel de tablero de ajedrez: La España de espadas rojas sangrantes, la de Santiago. La España que uno de sus partidos políticos de los que tienen más afiliados, el Pepé, sus feligreses apoyan a matar la defensa de los suyos aunque sean ladrones confesos (el dinero no se debe de devolver, porque todo perdería el encanto), lo más que puede hacer, es anunciar lo de jaque al rey, para que se proteja.

Una monarquía, donde han estado unidos en la misma sala brindando los Pujol, los Borbones, algunos Barones Socialistas, los Rato, los Presidentes de Murcia y hasta completar una lista de más de dos mil monárquicos, con anunciar jaque al rey, en sus fueros, dentro y fuera de sus cochiqueras, han cumplido.

Hemos tenido que estudiar mucha historia camuflada, para saber que el Rey Alfonso XIII, de amplios honores cartageneros y mejores avenidas, no “se fue” de España, sino que gente con más dignidad entonces que los que estamos ahora, “lo echaron” por lo mismico que ahora se anuncia, simplemente, con un jaque, para que se proteja.

Y entonces, cuando España “echó al rey”, a pique estuvo de que una institución, la Armada Española, que toda su vida ha solido ir en contra de la voluntad popular, encendiera la mecha de sus cañones contra los que defendían que no pagar impuestos, que tener cuentas en paraísos fiscales, que tener queridas con dinero público, es mucho menos delito que dejar de pagar un impuesto de erradicación municipal porque una epidemia te impide abrir el comercio y hacer caja.

Como las causalidades no existen, sino que se provocan con tal apariencia, en el anuncio del jaque al rey actual, no se está juzgando a la monarquía española, aunque algunos conservadores y bailaguas en lista de espera, hagan hincapié en el asunto, porque la monarquía española hace ya tiempo que está juzgada y condenada, y tiene en la calle menos seguidores que el árbitro que le pitó los penaltis al alcoyano.

No, lo que se está juzgando, y muchos, al mejor estilo tradicional monárquico saldrán con títulos de nobleza de ésta, de ahí sus aparentes dolores, es a un ciudadano español que fue rey porque le corrió la lista de espera, y que no siguió las reglas del juego que él si las obligaba a cumplir a gentes, porque es de suponer que su firma estará debajo de muchos reales decretos que leídos ahora causarán rubor, excepto claro está, entre la gente de bien… esquilmar los recursos públicos, que tan abundantemente pululan en un país por el que pasan los años, y vamos para atrás como los cangrejos gilipollas asustados.

Hemos tenido reyes adjetivados con títulos como el Casto, el Santo, el Católico, El Bueno, el Impotente, El Cruel, y, hasta el mismo día de hoy, ninguno de los citados adjetivos han guardado una real concordancia con las personas que han adjetivado, por la sencilla y única razón que la burbuja de bailaguas que suele rodear los reyes, van todos a una a lo suyo. Y lo suyo, ya hace muchos años que muchas gentes de muchos países entendieron que con el rey de la baraja hay suficiente.

Se vaya el rey donde se vaya tras el aviso de jaque para que se mueva y no le pase nada, no han de faltar comisiones de buenos españoles; de piadosos españoles, que acudan en peregrinación a desearle un feliz retiro, porque España sin rey, sin buenos españoles, se quedarían los medios de comunicación sin mentiras que contar, y sin delitos que pintar de colores.

Salud y felicidad. Juan Eladio Palmis