« …La siguiente noche se repitió la visita del fraile a la capilla y apareciendo el misterioso clérigo, aquel le preguntó si deseaba ayuda para oficiar la santa misa, a lo que recibió una respuesta afirmativa, pero de una peculiar forma; el fraile contestó recitando las palabras de inicio de la misa, pero alterando significativamente el texto. En lugar de » me acercaré al altar de Dios, el Dios que se alegra de mi juventud « , el fraile recitó » Me acercaré al altar de Dios, el Dios que se alegra de mi muerte « .
En ese momento Juan Torres comprendió que se encontraba en presencia de un aparecido pero no se arredró y continuó ayudando al monje, el cual, finalizado el oficio y una vez despojado de las sagradas vestimentas comentó a Juan Torres.
– Gracias Hermano por el favor que me habéis hecho. Yo era un fraile de este convento y dejé de oficiar una misa por un difunto que tenía encargada. fallecí antes de poder celebrarla y se me condenó a permanecer en el purgatorio hasta que resarciese mi deuda; para ello he venido a la capilla durante… »
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