Al Pacino es uno de mis actores favoritos. La saga de « El Padrino » y « Scarface » nunca me cansan. « El Padrino » tiene efectos altamente simbólicos. Me parece que estoy dentro de una realidad, de un paralelismo tan vivo, tan fresco, tan cercano… Para lo bueno y para lo malo. En la primera, cuando va a Sicilia… Esos paisajes, esos rostros, esas mujeres vestidas de negro, esos surcos, ese vino, ese aceite, esas cortinillas, esas piedras, ese celo por la tradición; hasta en esas cosas hipócritas que nos molestan a nosotros mismos… Es que yo he visto eso. Es que yo he vivido eso. Es que mi mujer, que es criolla, me dice que ve la película y se le pone el pueblo y la comarca por delante. Y hasta los confines de los Andes sigue viendo uno aires de familia.
La rumba (uno de tantos influjos cubanos/criollos en el acervo flamenco, por más que joda a los « puristas ») « Entre dos aguas » de Paco de Lucía no puede ser más simbólica. España llevó el Mediterráneo por el Atlántico. España se afirmó allende los mares. Y por ello hay cosas tan comunes y familiares que podemos apreciar desde Sicilia a Cajamarca. Somos hijos de una gran comunión civilizadora. No somos « exóticos » ni inferiores. « Simplemente », debemos tomar conciencia de lo que somos y actuar en consecuencia. El día que eso pase, el/nuestro mundo cambiará. Lo contrario es ir de mal en peor.
Hispanismo y romanidad. Pero ya.