Norteamérica, campo de batalla entre las potencias europeas

-Por ‎‎‎Rafael Merino Piedra

*Extraído del grupo Hispanic Museum of the American Revolution

 

NORTEAMÉRICA, CAMPO DE BATALLA ENTRE LAS POTENCIAS EUROPEAS

Los conflictos entre Francia y Gran Bretaña por obtener la supremacía colonial en Norteamérica desembocaron en la Guerra de los Siete Años (1756-1763).

Los enfrentamientos surgieron en torno al control de los territorios de caza, de donde se surtía el comercio de pieles, y a la posesión de las tierras al oeste de la cordillera Appalache.

Las consecuencias de la Guerra de los Siete Años generaron el descontento de los colonos y el estallido de la rebelión de las trece colonias norteamericanas y la Guerra de la Independencia:

1. La prohibición de la expansión colonial hacia el oeste: los acuerdos formados por el gobierno británico con los indios prohibían a los colonos pasar al oeste de los montes Appalache.

2. Las medidas contra el contrabando y nuevos impuestos: por ley, las colonias británicas no podían comerciar directamente con otras potencias (España y Holanda, entre otros) ni con sus colonias de continente americano; si bien los colonos practicaban el comercio de manera ilegal desde hacía tiempo. Sin embargo, a partir de 1764, Gran Bretaña endureció la aplicación de la ley e introdujo nuevos impuestos sobre el comercio legal. El hecho de que las trece colonias carecieran de representantes en el gobierno británico, responsable de estas decisiones, acrecentó el rechazo producido por estos gravámenes.

3. La toma de conciencia: los colonos que lucharon contra Francia, además de formación militar, adquirieron conciencia de su capacidad ofensiva. Por otro lado, tras la derrota de Francia en la Guerra de los Siete Años, se percataron de que ya no precisaban de la protección militar inglesa.

Estos fueron los cambios territoriales entre Gran Bretaña, Francia y España antes y después de la Guerra de los Siete Años (1756-1763).

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