«En Francia, y más ampliamente en Occidente, la crisis sanitaria del coronavirus es un caso práctico de ingeniería social y gobernanza mediante el caos. Aquí no encontramos con la misma estructura del relato ya conocido de la «amenaza terrorista»; o sea una mezcla de realidad y ficción, combinada con dos estratagemas bien conocidas que son:
1) El bombero pirómano.
2) El triángulo de Karpman.
La mezcla entre lo real y la ficción ha sido descrita por el profesor Didier Raoult en su último libro que, por la misma ocasión, lo hace discípulo involuntario de Jean Baudrillard. Si los partidarios de «todo es real» están equivocados, los partidarios de «todo es ficción» también lo están.
Ejemplo: no es porque la «versión oficial» de la crisis del coronavirus sea falsa que no hay una epidemia real.
Del mismo modo, no es porque la «versión oficial» de los ataques terroristas sea falsa que los ataques no tienen lugar. Los eventos tienen lugar, solo que el relato que los explica es falso. Los acontecimientos, sí que se producen.
El análisis de la crisis actual también revela la aplicación de las técnicas del bombero pirómano y el triángulo de Karpman. Un juego de roles con tres aristas: el verdugo, la víctima y el salvador. Las autoridades permiten que la situación de crisis se instale, o hasta incluso contribuyen a desatarla de manera voluntaria o involuntaria.
En el caso que nos ocupa, el poder utiliza la estrategia del bombero pirómano. Dentro de la que podemos distinguir fácilmente el juego de roles de Karpman. Primero, hace de verdugo (pirómano) dejando que la crisis se instale. Una vez conseguido esto se presenta como el único Salvador capaz de sacarnos del atolladero donde él mismo nos colocó de manera solapada. Igual que hace el bombero apagando el incendió que él mismo provocó».
Lucien Cerise, palabras citadas por Valérie Bugault en su artículo aparecido en Strategika, Geopolítica del Corona virus
Fuente: Strategika
