La noticia recorre los recónditos sitios del santiaguero municipio de Contramaestre, en las redes sociales la gente elogia la dimensión de su labor ganadera. Fotos y anécdotas se escriben para perpetuar la grandeza de María Antonia Puyol Bravo, la amiga de Fidel.
Muchos la lloran, recuerdan su obra, reconocen su trayectoria y hasta se comprometen a continuar su legado.
Propietaria de la finca El Alcázar en Romana Siete, Contramaestre, cuentan que era una mujer bondadosa y amable, preocupada por sus trabajadores y amigos y sobre todo, una defensora y protectora de los animales. Ella velaba además, por la lealtad de la especie de sus reses.
El Alcázar es valorada como ejemplo de excelencia en materia ganadera. Tenía magníficos ejemplares bovinos; era notable su experiencia como criadora de buenas razas y cruces genéticos.
Según referencias, Pimienta, uno de los caballos de la caballeriza, se inmortalizó en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, pues sirvió de modelo e inspiración para esculpir la obra ecuestre del artista de la plástica Alberto Lescay.
Esta mujer fue un ejemplo para sus discípulos y una especie de leyenda para los ganaderos cubanos y foráneos. Sus misterios se traducen en más de 200 premios en Ferias Agropecuarias dentro del país, Santo Domingo, México, Colombia y Venezuela.
María Antonia, a quien sus obreros y amistades llamaban La Doña, murió este jueves en su tierra natal.
Su amado perro Kazán, según cuentan, fue fuerte motivación hasta su suspiro final. Ahora Kazán la esperará en la eternidad del adiós que el pueblo de Cuba hace a María Antonia, la ganadera santiaguera.
La labor de la Asociación Leonesa en Cuba se ha convertido en un ejemplo de compromiso y perseverancia frente a las dificultades.
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