Buenos días, Palmaris eméritos, campechanos e incluso jubilatas.
Será tu postrer retrato,
Campechano de la infamia,
doctorado en poligamia
y elefantista barato.
Junto a ese mal caricato
y afamado criminal
manchas tu sangre real
y te arrastras cual gusano
por la hez y por el guano
de las zahúrdas del mal.
Salud y pronto para los enfermos y dicha para los desdichados.
Climazón en Valencia, con tormentones y hasta tornadillo.
Sit tibi dies levis.
La sombra del Decreto de 1898 sigue siendo alargada, recordando una pérdida que trasciende lo puramente legal y se adentra en la esfera de la identidad y la...
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