Como si la misión de Iberia en el mundo respondiera a un determinismo de oportunidad, la proyección de portugueses y españoles hacia el mundo desconocido se produce cuando toda la Península Ibérica, desde sus comienzos, ha mezclado su sangre y su cultura con los pueblos invasores: fenicios, griegos, cartagineses, romanos, godos, judíos, árabes, etc.
La Península Ibérica es ya un espacio multiétnico y multicultural. Ese factor y el fervor del ansia misionera fueron las bases del mestizaje en las nuevas tierras, de leyes que reconocían derechos hasta entonces no aplicados, más fáciles de editar que de cumplir, de una extensión de la cultura ibérica que provocó tanto arraigo que nos ha sido devuelta, en tiempos de carencia, enriquecida y aumentada por los pueblos invadidos.
Es, en palabras de Fernando Pessoa, el refuerzo, la forja del « espíritu ibérico ». Esta nueva Iberidad antropológica-cultural se plasma en un libro, fruto de un debate entre un catalán, un vasco, un cántabro y un portugués, titulado « Comunidad Ibérica de Naciones » de 1945.
Iberidad es el resultado de la mayor mezcla de genes, de costumbres y tradiciones, de lenguas, de culturas en todos sus ámbitos, de naturalezas y condiciónes humanas, de toda la historia de la humanidad. También de intercambios comerciales, de intercambios de productos animales y vegetales que cambiaron los hábitos alimentarios de Europa y de los propios países colonizados, y, también, y posiblemente lo más determinante, la fusión de sentimientos; unos, de gran empatía, otros, de rabia y desprecio.
Como fruto largamente elaborado, hoy, la Iberofonía (Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, con el 4% del PIB mundial, y la Comunidad de Países de Lengua Española, con el 11% del PIB mundial) es un factor de presencia cultural y económica en el mundo, a pesar de la fragmentación de territorios y de no haberse superado aún las consecuencias negativas de la conquista y la Leyenda Negra.
La aparicón de nuevos imperos, la incorporación de nuevos grndes países a la globalización, la crisis que estas incorporaciones, además de sus crisis propias, están produciendo en el capitalismo -siempre amenazado de extinción, pero cada vez más sólido-, la cuarta revolución tecnológica, que exige más creatividad que las anteriores y será más destructiva, hacen más necesario que nunca la cooperación de los países iberófonos.
Partido Ibérico (íber)
La sombra del Decreto de 1898 sigue siendo alargada, recordando una pérdida que trasciende lo puramente legal y se adentra en la esfera de la identidad y la...
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