12 de octubre: ¡Ningún hispano sin bandera!

En el año 1492, Elio Antonio de Lebrija, esto es, quien hiciera la primera gramática de la lengua castellana, dijo luego de la Toma de Granada que España había sido restituida. Sin embargo, España no se quedó en Granada y con Cristóbal Colón, un 12 de octubre de ese crucial año llegó a las Antillas. Ya con la Corona de Aragón se estaba afianzando en el Mediterráneo, y con la Corona de Castilla, el Nuevo Mundo inventó el Atlántico y el Pacífico como los inmensos cauces en los que seguir desarrollando nuestra cultura y nuestro potencial, creando una entidad política heredera del Imperio Romano en la Edad Moderna cuya fuerza cultural y espiritual, por más que haya habido una separación política violenta –y más bien artificial- no es sólo que no se haya extinguido, sino que está viva y fuerte a través de la hermosa lengua de Cervantes y del evidente parentesco que hay entre las orillas a base de gastronomía, música, arquitectura, y tantas otras facetas de la vida que respiramos cotidianamente, más allá de la erudición historiográfica.

Con todo, los hijos de la Leyenda Negra se empeñan en insultar nuestro maravilloso legado. Y la Leyenda Negra, por más que la utilicen otros, es un problema nuestro. Lo que otros digan no debe importarnos; debe importarnos que nuestra gente haya asumido ese auto-odio y los nocivos efectos que eso tiene desde lo psicológico/individual a cotas más elevadas. Porque esa Leyenda Negra, alimentada de mentira e ignorancia, no va contra un “imperio” o una “monarquía”, sino contra una gente, contra una cultura; hasta contra una fe en el más amplio sentido de la palabra; contra una cosmovisión, en palabras del historiador quiteño Francisco Núñez del Arco.

Sin embargo, tras años y años de mentiras e injusticias, somos muchos los hispanos que empezamos a despertar desde lo cultural a lo geopolítico. Somos un bloque natural que desde lo sentimental a lo económico podemos dar mucho afirmándonos propiamente frente a la globalización. Somos un gran pueblo cautivo que quiere despertar y levantarse con todo su potencial.

Por eso, el 12 de octubre no celebramos una “conquista”, sino un “plus ultra”: Mucho más allá. Es la fiesta de nuestro encuentro, de nuestra cultura, de nuestro hermanamiento, de nuestro pasado y de nuestro porvenir; y nadie nos va a privar ni amargar. Cada 12 de octubre, hermano hispano, saca tu bandera y siente la alegría y el orgullo de tu herencia, aquello mismo que ha de llevarte por cauces prácticos a un futuro mejor.

12 DE OCTUBRE, ¡NINGÚN HISPANO SIN BANDERA! ¡VIVA LA HISPANIDAD!

Salir de la versión móvil