Romancillo de Hernán Cortés

Del Caribe al continente,
se moldeó la raza,
que habría de confirmar,
nuestra Atlántida.

Hernán Cortés,
entre la Bética y la Lusitania,
intrépido guerrero,
estudiado en Salamanca; 
león ibérico,
de romana talla,
Julio César,
para la Nueva España.

En Tenochtitlán,
entre dolores y hazañas,
coronada una obra,
de astucia y garra,
de tenacidad y valentía,
de voluntad, de ganas;
sin ser perfecta, 
una gran obra hispana.

México lindo y querido,
tu raíz cortesiana,
yo invoco, como parte
de una memoria hermana,
de un universo compartido,
y aun teñido de aura legendaria,
ni negra ni rosa ésta,
pueda privarnos del mañana,
que haremos de agarrar,
como al toro, por las astas,
aprendiendo de los yerros,
albergando esperanza,
en nuestras virtudes,
para trabajarlas.

Sea Hernán Cortés,
cual pasado en marcha,
un gran arquetipo,
de inspiración y templanza.

La Hispanidad nos requiere,
con más prisa que pausa.

-Antonio Moreno Ruiz

*Imagen: Palacio donde falleció Hernán Cortés, actual colegio de las Irlandesas (Castilleja de la Cuesta, Sevilla)

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