Otra estafa: el corredor Mediterráneo

Sexualmente resulta hasta curioso y enervante para poner al día al hambriento pueblo español respecto al sexo, que pueda existir un garañón: el gran corredor del mediterráneo, que cumpla con sus obligaciones sexuales con todo aquel que se aproxime.
Pero fuera de este chascarrillo nada gracioso, resulta triste que una vez más este gobierno de corruptos que tenemos se estén relamiendo los labios para pegarse una tremenda panzá a euros sisados a su querida España, a pecho descubierto, a pantalla de televisión abierta, a medios sociales en general haciendo de soporte, a otra irregularidad económica más capitaneada por la empresa Fomento que como buena empresa capitalista, nada entiende de banderías ni colores y solo le gustan los euros.
Y como a Fomento le gustan los euros, la imagen de ellos navegando se asemeja mucho a cuando va a entrar en puerto un barco pesquero a atracar junto a la pescadería; pero, en este caso las gaviotas que revolotean en el entorno del pesquero, son los encorbatados políticos, y las retintadas de rubio políticas españolas, todos con el pico abierto; no como antes para colocar a sus primos, amantes o amadas y seres queridos en la obra y puestos de acudir a un trabajo, resultantes, sino para ver si trincan un pedazo de lo que lleva en cubierta, en este caso la empresa Fomento que es la que tiene que hacer los panes (las facturas) grandes o chicos.
Hay quien dice que la mayor desavenencia política, la mayor urgencia separatista que se ha creado en esta España de golfos corruptos aplaudidos, la motivó la construcción del AVE Madrid Barcelona. Y que como consecuencia de tan jugosas obras, en el río revuelto que se generó, asunto que por encima encima, lo recogen las hemerotecas que resultan en nuestra actualidad los buscadores on-line, no sabemos si las “gaviotas” que revolotearon en el entorno de las citadas obras del AVE, nos robaron más de quinientos millones de euros, y si fueron veinte o catorce las viejas gaviotas o los gaviotines que esgrimiendo profundos amores patrios nos tiraron a joder dinero a placer.
Y cuando todavía falta por aclarar algo tan tremendo y demencial que por su inmensa cantidad de cuantía de robo nunca será aclarado en esta España llena de valores patrios, y fomentó una tremenda división económica entre gaviotas catalanas y madrileñas, alguien, en este caso escondidos tras Fomento que está adelantado las carnadas económicas para la pesca que después las pagaremos todos a precio de oro molido, añorando los viejos tiempos de cuando gracias a las obras del Ave ponían en los paraísos fiscales alfombras rojas a los españoles, empujan sin límite alguno en la mentira, en la desinformación, de los loores de una unión férrea entre Algeciras de España y Záhany, un pueblito oriental húngaro.
El formidable, para la sisa y el robo descarado, corredor mediterráneo, que prácticamente el cincuenta por ciento de su recorrido se desarrolla en España y el otro cincuenta entre Italia y Hungría, según canción aprendida de tiempos del Ave cuando iba a ser la releche en Andalucía e iba a quitar el paro de golpe y hacer de Sevilla un emporio de riqueza, se está aplicando; se está volviendo a mentir fielmente ahora como entonces, porque en la realidad un país, excepto la singular España (ellos, los siseros, también ponen como gran ejemplo a la China Comunista), lo que realmente necesita son buenas comunicaciones ferroviarias que no tienen por qué ser de la tal imperial alta velocidad.
Porque la alta velocidad, una vez acabadas sus costosísimas obras, ella de por si son un complemento más de otras muchas consideraciones básicas más generadoras de puestos de trabajo y de calidad de vida que ir a toda velocidad desde Murcia a Barcelona a ver a la novia o al novio.
Si un contenedor transoceánico, siguiendo la formula comercial actual que nunca es eterna y conlleva desplazamientos geográficos en su eje o epicentro, según circunstancias y mercados, llega a Algeciras con destino a una ciudad Húngara o Italiana, no es precisamente el tren, la alta velocidad, el que va a hacer que ese contenedor llegue más rentable a la ciudad italiana o húngara seleccionada, sino que desde Algeciras, puerto europeo receptor por excelencia de los contenedores orientales transoceánicos en buques que pronto transportaran de un viaje más de veinticuatro mil cajones contenedores de golpe, será puesto sobre la cubierta de un buque de los llamados “lecheros” que lo repartirá, junto a otros doscientos o trescientos cajones que llevará a bordo, en los puertos más apropiados.
Un tren, sea de alta, media, o sea un tren chichara cañero o minero, el arrastrar de golpe cien contenedores, resulta un tren largo, nada económico, y mucho menos más económico que un barco que, hoy por hoy, es el sistema de transporte más barato, rápido y eficaz.
Pero aquí no se trata de eficacia y baratura, aquí lo que se trata es volver a los pasados tiempos dorados en euros a robar y sisar de la construcción de las vías de Ave, cuando si los mandamases de Madrid sisaban siete, los de Cataluña no se quedaron atrás.
Ahora con lo del corredor Mediterráneo no se como habrán pactado los mandamases españoles con los italianos y los húngaros para unas sisas que prometen, en el lado español por experiencia, ser de cuantía como para mandar con soltura en la política que sea.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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