Morir en gracia por la gracia del capitalismo

Según los medios de publicidad morir como un animal salvaje siendo un demócrata capitalista, es una gracia lograda y alcanzada por las gentes que huyen de sus miserias y van a buscar la grandeza del capitalismo, que, al paso como dios manda que va, llevando a la cabeza el amasijo sajón-vaticano, es el gran generador de hambrunas y muertes tiritando o de sed.

Como recibo a diario noticias “gentilmente proporcionadas” por lo mal que se vive sin religión y sin corrupción política, caso por ejemplo de Uruguay o Dinamarca, y lo estupendamente que se vive en cualquier ciudad o arrabal Usa o de Madrid, es una lástima que los del amasijo, los pobreciños, no van a tener más remedio que provocar una gran guerra, empezando, sería un buen comienzo, entre la católica Polonia y la Cristiana ortodoxa Bielorrusia, con el trasfondo de luchar por los dividendos del capitalismo religioso que produce el gas natural, para unos el aliento del dios vaticano; pero, cuando el gas está en manos socialistas es el aliento del diablo a redimir.

Polonia, con el apoyo decidido y total del amasijo sajón-vaticano, pronunciando frases y razonamientos que pueden valer para cualquier Cruzada de caballeros y damas con las bragas de hierro con cerradura, ya ha logrado mucho al oriente de sus fronteras. Y como ve que cuando la gente descubre lo gracioso que resulta morir en la gracia del capitalismo, empiezan a dudar. Un pueblo, una gente que piense o razone, hay que darle mucha publicidad e inyectarle mucha hambre y necesidad para que sientan la urgencia imperiosa de desplazarse de sus lugares de nacimiento.

Cuanto más presuma un país de demócrata y de cristiano católico apostólico y romano, o de cristiano en general, y hable de libertad, libre mercado y comercio, será un país con un número reducido de gentes que tiran los recursos a la basura de tantos como acumulan y se les pudre en sus alhóndigas; pero, a la vista está que tienen que vivir escondidos como los topos de rio para que las gentes no los apedreen, y en lugares del planeta de plena democracia, no los pasen por la lumbre para jalárselos.

La humanidad dispone de dos grandes “inventos” que gracias a ellos la injusticia y la inestabilidad no desaparecerá del planeta tierra hasta que los dos de la mano no consigan acabar con todo bicho viviente, que son las multinacionales de EE.UU y el Vaticano, que es lo mismo que decir el capitalismo salvaje, inculto y despiadado, y una religión inventada desde el rencor y el fascismo, que va a por todas sin más consideraciones.

No es necesario figurar en la lista de los grandes y estimados analistas a sueldo del maridaje sajón-vaticano, para barruntar que estamos a la puerta de una aglomeración humana tan sumamente numerosa, que la solución que nos está ofreciendo el citado amasijo sajón-vaticano, que no está poniendo objeción alguna en controlar la natalidad de un moda racional, y, en su profundo sadismo, ellos prefieren eliminar lo ya nacido.

Y como tal posicionamiento de limitación goza del innato egoísmo humano que lo aplaude, salvo individuales a título personal, el capital del amasijo, desde sus aisladas madrigueras en las que se sienten seguros, no se han gastado ni un euro en investigar ni sobre el origen de la Peste Negra, el Ébola, la Gripe, el Resfriado Común, el Covid, y un largo etcétera de enfermedades, al tiempo que se esfuerzan en demostrar que el calentamiento del planeta no tiene más inconveniente que se van a vender menos prendas de abrigo.

El capitalismo religioso no va por la línea de solucionar nada. Y, los aplausos que se escuchan defendiéndolo, es el triunfo del gracejo de la gracia de la penuria democrática capitalista que no cesa de autoalabarse.

Salud y felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis.

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