Los falsos planes de unión de los insurgentes (la confederación hispanocriolla de Bolívar)

-Por Emilio Acosta Ramos

Algunos autores sostienen teorías que durante los procesos de secesión en Hispanoamérica el rey Fernando VII se negó a negociar con el bando insurgente unos supuestos proyectos que tenían de unión, como en el caso de Bolívar, San Martín e Iturbide.

Quizás el proyecto más resaltante sea el Plan de Reconciliación del año 1820, auspiciado supuestamente por Simón Bolívar, donde no quiere romper con España, sino que buscaba la creación de «un gran imperio constitucional hispanocriollo con capital en Madrid» (1) y que la culpa que no se diera y se disolviera el imperio era de Fernando VII.

Primero hay que señalar que cuando el gobierno colombiano nombró como comisionado en Londres a Francisco Antonio de Zea a negociar con España, por medio del embajador español, Duque de Frías, lo hizo con el objetivo de lograr un reconocimiento al gobierno de Colombia y un fin de la guerra.

El Plan de Reconciliación era un proyecto personal de Antonio Zea, si es cierto que Bolívar le entregó poderes «en blanco», pero el Presidente de Colombia, Bolívar, no conocía el plan. Antonio Zea nunca se lo presentó.

Este plan de Zea tenía como nombre «Proyecto de Decreto sobre la emancipación de la América y su confederación con España formando un grande Imperio federal», pero el principio innegociable es que España reconociera la emancipación de América, así cita su primera propuesta, que «España reconocería la independencia de las naciones de Hispanoamérica». (2).

Ese mismo año de 1820 el gobierno colombiano que buscaba el reconocimiento de España, lo logró parcialmente por medio de los tratados de armisticio de Trujillo en noviembre, donde el objetivo de Simón Bolívar citado por Luis Perú de Lacroix, en Diario de Bucaramanga era:

«El armisticio de 6 meses que se celebró entonces y que tanto se ha criticado, no fue para mí sino un pretexto para hacer ver al mundo que ya Colombia trataba como de potencia a potencia con España. (…).

El armisticio engañó también a Morillo, y lo hizo ir para España y dejar el mando de su ejército al general Latorre, menos activo, menos capaz y menos militar que el Conde de Cartagena: esto ya era una inmensa victoria que me aseguraba la entera y pronta libertad de toda Venezuela, y me facilitaba la ejecución de mi grande e importante proyecto, el de no dejar un solo Español armado en toda la América del Sur».

Con todo y eso el Plan de Reconciliación de Zea, lo recoge el Duque de Frías y lo entrega a las Cortes liberales, en ese momento (1820) en España estaba gobernando el trienio liberal y era una monarquía constitucional, las Cortes rechazaron este proyecto, obviamente al exigir el reconocimiento de la independencia y tener dudosos propósitos, así que es falso que Fernando VII haya sido el principal artífice de la no aceptación de la propuesta.

Algo similar fue propuesto en las mismas cortes liberales por el diputado mexicano Lucas Alamán y fue rechazado. Un año después, Iturbide consumaba la independencia de la Nueva España con el Plan de Iguala que reservaba el trono de México al Rey de España o un miembro de la familia real española.

Lo cierto es que la verdaderas intenciones de Bolívar las deja selladas en una misma carta escrita a Fernando VII desde Bogotá el 24 de enero de 1821, donde dice que la existencia de Colombia es necesaria y que le ofrece una segunda patria a los españoles, cita:

«La existencia de Colombia es necesaria, Señor, al reposo de V.M. y a la dicha de los colombianos. Es nuestra ambición ofrecer a los españoles una segunda patria, pero erguida, pero no abrumada de cadenas. Vendrán los españoles a recoger los dulces tributos de la virtud, del saber, de la industria; no vendrán a arrancar los de la fuerza». (3)

Está claro que se habla de naciones diferentes y que hay una óptica independiente pero no antiespañola. Se buscó el fin de una cruenta guerra y el reconocimiento de la independencia. Bolívar nunca promovería un imperio-confederación con la metrópolis.

Simón Bolívar dejaría plasmado su ideal político, y geopolítico en 1826 en el Congreso Antifictiónico celebrado en Panamá. El cual era una América unida sin España y cuando fracasa se plantea la Confederación de los Andes.

Lo curioso es que aquellos que achacan el fracaso de esos proyectos a el rey de España Fernando VII, ignoran con malicia o sin ella que en el año de 1832 una vez perdidos los territorios de Hispanoamérica, el rey aceptó el Plan de Iguala (o Convenio de Córdoba), donde propone a su hermano D. Carlos M. Isidro y sus descendientes como emperador de México, la propuesta fue rechazada, quedando claro que estos proyectos, tenían otros propósitos, el cual era obviamente conseguir la independencia y romper con España.

Cita la historiadora María de las Nieves Pinillos Iglesias sobre esta propuesta de Fernando VII de 1832 en su obra «Los proyectos de integración Iberoamericana (S XIX):

«Como es sabido, los Convenios de Córdoba sirvieron para que Itubide fuera nombrado Emperador. Sin embargo, en 1832, Fernando VII aún creía que podían resultarle de alguna utilidad y así, a través del conde de Puñoenrostro, hizo saber al comisionado de México en Londres, Manuel E. Gorostiza —quien a su vez se apresuró a comunicarlo a su Ministro de Relaciones Exteriores Lucas Alamán— que España reconocería la independencia de México en los términos siguientes:

— Que México se constituyese en una monarquía, con una Constitución representativa.

— Que ocupasen el trono mexicano D. Carlos M Isidro y sus descendientes.

“Sin esas condiciones no se nos reconocerá en la vida”, transmitió Gorostiza, que añadía: “Levanteme de la silla al oír tamaño desatino y le manifesté que como Ministro y ciudadano de México no podía ya sin ser criminal prolongar más esta conversación, y que de caballero a caballero le juraba que proyecto más desatinado, más irrealizable y que indicase más ignorancia de las localidades que éste, era imposible que a nadie se le hubiera ocurrido”.

Está claro que la única finalidad perseguida por Fernando VII, a esas alturas, era despejar el camino del trono a su hija Isabel II, colocando lejos a su hermano D.Carlos».

*Fuentes citas:

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