Las fotos de Primi Monrobé

Mi amigo y primacho Primitivo Monrobé Moreno se empeña en poner imágenes que retumban en mi alma. No por nada suyas son las portadas de mis poemarios «Cosas de mi Andalucía» y «Cuando salí de mi tierra», así como de mis cuentos, «Galería de personajes inciertos».

Con todo, recuerdo el sentimiento que me inspiró una vez, cuando subió a su facebook la foto de un olivar. En principio, nada tendría de particular, pero dejemos esa poca impresión para los que no ven más allá. Para nosotros el olivo es el centro de nuestro universo: Miremos para donde miremos, Bollullos de la Mitación, esto es, nuestro pueblo es una encrucijada de caminos donde los olivares, los pinares y las viñas se confunden felizmente, juntando el Aljarafe con Doñana.

Si hay algo que me provoca nostalgia es el ordeño otoñal. Y más aún, aquellas tardes que echamos hace años en el campo de Primitivo con el amigo José Manuel Monrobé García. Si creen ustedes que es imposible recoger aceitunas contando chistes, metiéndonos unos con otros, escuchando a la Pantoja y estar a cuarenta grados a la sombra, créannos cuando les digamos que nosotros no creemos en los imposibles. Saliendo del Raquejo, llegábamos al horizonte que se acerca Umbrete cada tarde, con mucha energía y mucho cachondeo, a pegar tirones desde las faldas hasta los pimpollos, para dejar las espuertas colmadas mientras éramos capaces de rebañar los liños. Y con la espalda llena de calor y de tierra, más rico sabía el jornal. Lo que aprendía por la mañana con los viejos sabios luego lo desarrollaba con mis curiosos coetáneos. Y los días seguían pasando, y un día nos refrescamos con cerveza, y todavía me acuerdo de las felices carcajadas que dimos apurando el rubio caldo de la cebada, que de barril siempre sabe mejor. 

Otoño es el mes que junta las calores inclementes con las lluvias agradecidas que reparten el perfume de la tierra mojada. 

Otoño es el sabor del mosto alardeado en las lenguas más jocosas y pacientes. Otoño es la corona que recibe Nuestra Señora de Cuatrovitas campo a través, mientras todo el pueblo la lleva en volandas a su ermitaño hogar.

Otoño es verdeo. El pueblo es verdeo. 

Otoño es Cuatrovitas. El pueblo es Cuatrovitas. 

Primacho, te robo esta foto para seguir alimentando la inspiración que me provoca esta saudade que no cesa. Me acuerdo del pueblo y me tengo que acordar de ti. Como todos los que fuimos jóvenes ilusos, al final acabamos entendiendo que la vida va en serio y eso nos aturde el espíritu. Pero que nos quiten lo bailado. Y que nunca nos quiten los recuerdos, las tradiciones y las esencias. 

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