La indignación de Josep Pla

Apuntes para la historia de España en el siglo XX – 2.

Josep Pla: ¡Otra vez! ¿Pero de qué está hablando Vd? ¿Qué empresas exteriores e interiores, por Dios bendito?¿A quién quiere poner en tensión? ¿Para conseguir que? ¿A los obreros de Barcelona para que vuelvan a bailar la danza macabra con las momias de las monjas? ¿De qué raza está Vd. hablando? ¿Piensa Vd. todavía, después de la Semana Trágica, que el pueblo español tiene ante sí hoy en día grandes empresas? ¿Y con el desastre de Anual qué hacemos? ¿Quién deshace lo que ha pasado?

No, señor Ortega, se lo acaban de decir. Si quiere, vaya usted el primero a luchar a Africa. Hoy, en el día de hoy, las grandes masas tienen como única empresa sobrevivir. Sobrevivir. No saben leer ni escribir, porque la Iglesia ya no les enseña, y nadie ha tomado el testigo. No comen, porque la Iglesia ya no tiene propiedades para darles de comer cuando están necesitados, y tambien desaparecieron en su inmensa mayoría las tierras comunales de los pueblos.

Álvarez del Vayo: Y los que ahora son propietarios de todo, los aristócratas y los nuevos ricos burgueses, ni siquiera se han planteado lo que está pasando. ¡Pero sin embargo está pasando! ¡Nadie se acordó del pueblo cuando vinieron las vacas gordas de la gran guerra! Se volvieron a enriquecer los de siempre, los precios subieron pero los salarios no. El pueblo está abandonado a su suerte, por muy buenas intenciones que tengan el Rey y sus ministros, no consiguen desatascar el problema, porque los poderosos se resisten a cualquier componenda. Sobre sus cabezas caiga. Y esto sin mencionar todos los pobres muchachos que murieron absurdamente en la guerra de Cuba y los que acaban de morir de igual manera en Marruecos. Pero ¿Qué pintabamos nosotros en el club de los paises imperialistas? En mi opinión, lo que habria que haber hecho ante las presiones de Inglaterra y Francia, lo correcto, hubiera sido explicarles lo que sucedió en la Semana Trágica, hacerles ver que es una guerra completamente impopular, y que el gobierno se expone a una revolución si sigue por ese camino. Y que en ese caso el problema lo podrían tener al otro lado del Estrecho, es decir, que podría suceder que se estabilizara un territorio a costa de desestabilizar otro más importante, como es España. ¿Para qué sirve si no el ministerio de estado, las embajadas, los servicios diplomaticos? Vamos, digo yo.

Josep Pla: Totalmente de acuerdo con usted, sr. Vayo. Pero es que claro, miren vds, qué curioso, que en cuanto un hombre del Rey vale algo e intenta cambiar las cosas…¡zas! Llega un anarquista y se lo cepilla. Han ido cayendo todos. Cánovas, Canalejas, Dato…no me digan que no es llamativo, por no decir otra cosa (por ejemplo lamentable, o desastroso. O sospechoso).

A veces pienso que Maura se aparta y se hace el ofendido porque en el fondo de su alma sabe que si se aplica a fondo con su programa de reformas, si pone toda la carne en el asador, va a fracasar de plano…o se le van a quitar de enmedio. Así, echándole la culpa al rey de que no le deja actuar, él salva la cara. “Yo quería, yo tenia clarisimo lo que había que hacer, solo que el Rey no me dejó”.

de Yo Nací en Camagüey 2. ¿Hacia una nueva España?

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