La Cuba de la Revolución vista desde España

A Cuba, desde España, muchos españoles que la visitan, no la sitúan de arranque ubicada en el contexto geográfico en el que se encuadra

Voy a utilizar solo la gama de recuerdos que vayan surgiendo de mi memoria sin forzar nada, sin querer orientar mi teclado hacia aquello que pueda quedar mejor o peor respecto a lo que personalmente se me ha quedado grabado de mis viajes a la isla de Cuba desde que los barbudos bajaron de la Sierra Maestra (curioso nombre).
Lo primero que llama la atención al viajero que llega a la isla primerizo después de toda una retahíla de artículos europeos (en este caso españoles), de escritos, diciendo que el socialismo cubano tiene rabo, que la gente se muere de hambre por la calle y que tienes que llevar mucho cuidado porque te puede fusilar un barbudo por tu condición de cochino capitalista para Cuba, lo primero que llama la atención en Cuba es la escolarización generalizada de sus jóvenes y niños. Y ese algo tan elemental y básico, que no está logrado todavía en Europa ni aún en las grandes ciudades democristianas de esta tierra de contrastadas mentiras que a nadie ruborizan; donde dejando de lado las bolsas de miseria de todas y cada una de las ciudades españolas en las cuales la escolarización es una dramática carcajada, lo mismo que en los cinturones de pobreza de París, Berlín, o Roma, donde pasa exactamente lo mismo, y lo único que puede variar son los porcentajes.
Ya ese punto básico social gubernamental de atender a la infancia, dice mucho en favor de toda una sociedad, a la que después la pueden llevar los tertulianos donde quieran y donde mejor puedan ellos ganar sus jornales de opinión comprada o vendida, pero nunca genuina porque chorrean intereses económicos por todas partes, pero mucho más por una que se llama bolsillo o cuenta corriente.
A Cuba, desde España, muchos españoles que la visitan, no la sitúan de arranque ubicada en el contexto geográfico en el que se encuadra, y, casi todos cogidos de la mano, inmediatamente fruto de un primer vistazo habanero, se ponen a comparar sus logros o fracasos revolucionarios en referencia o con referencia a Europa; bien a España si son españoles; bien a Italia o Francia si son de tales países. Y en todos y cada uno de los casos comparativos no pasa de ser un balanza que parte sin lógica comparativa alguna porque Cuba está a la sombra muy próxima de la gran manzana podrida que es Usa, que ha podrido por entero a México, y a prácticamente a toda la América Morena, y encima quieren los gringos que los pueblos oprimidos estén jodidos y contentos; que se sientan orgullosos de ser esquilmados, y en ese mundo propaganda de que la sociedad mundial sienta admiración por los Usas, gastan millones y millones de dólares que van a los bolsillos de los que todo su análisis de moralidad descansa en su felicidad de que no les falte dinero de la procedencia que sea.
Entrar en particularidades, en casos aislados cuando se trata de esgrimir una opinión elemental de aquello que siente un viajero cuando visita un país que no es el suyo, no es algo que sea conveniente supuesto que uno carece del documento básico: el conocimiento social pleno, para poder hablar con propiedad del país que se quiere referenciar; pero Cuba, en la generalidad del viajero gusta, mucho más allá de sus paisajes y la amabilidad de sus gentes, porque Cuba tiene un algo que los de este lado de la mar no sabemos a qué duende se debe, pero que no deja indiferente a nadie que visita la isla. Con un denominador común que ata a todos los visitantes y es que a ninguno, a nadie, por lo menos servidor no lo conoce, que lo deje indiferente, como te puede dejar cualquier otro territorio, otro país de aquel hermoso continente.
En Europa, más acentuado en España, y sin que tal asunto social le preocupe un ápice a la brutal sociedad yanqui en la que solo prima el dinero y el espejo de cartón piedra a reflejar al resto del orbe, en el llamado el viejo continente todavía no hemos resuelto de un modo equitativo y socialmente positivo la incorporación de la mujer al trabajo jornalero con las formas de vida y faenas ciudadanas, supuesto que en los campos, fruto de millones de años de la presencia femenina en dichos trabajos, el asunto está más que asumido sin trauma alguno y en un orden laboral perfectamente adaptado. Pero nos faltan años para que la sociedad urbanita se acomode del mismo modo a como lo hizo la rural o campesina resultado de un proceso lógico y necesario en el proceso evolutivo.
Otra gran asignatura pendiente que tenemos en las sociedades que ellas mismas se denominan pioneras por lo avanzado, es que en absoluto hemos resuelto, otra vez en las formas de vida ciudadanas, la atención y cuidado de los mayores: verdaderos muebles viejos en muchos casos, cuyo inconveniente camina directamente proporcional a los euros que el viejo disponga en sus bolsillos.
Por tanto, con temas tan básicos sociales sin resolver, creo que resulta del todo escandaloso que los europeos lleguemos a Cuba como si nosotros tuviésemos todos los deberes sociales hechos y los cubanos, por culpa del danzón y el trópico, estén sin ganas ni de resolverlos.
Hay un algo social, gregario, que en España, el país que más conozco, se está produciendo: y es una falta de dignidad social, donde los ladrones del erario público están siendo ensalzados a nivel de salvadores de patria, sin que nadie por aquí, mire a subirse en sierra alguna.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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