Iberismo

En momento alguno durante los larguísimos años del franquismo profundo y del actual, en el ánimo de los que nos situamos enfrente de tal anomalía social de convivencia, quisimos otra cosa que no fuera larga vida para el pueblo, para la gente, española y poca para los que defendían y defienden un absolutismo que ha causado demasiadas muertes y desgracias en el mundo para que, encima, estos movimientos pancistas, que tanto le encantan al clero vaticano, le demos nuestro apoyo por estar gestando incultura, superstición y patrañas en la masa social.

Un continuo bombardeo día noche y madrugada, ha dejado activo un solaje en la taza de la vida que nos bebemos cada día que, en cuanto amanece, se llena de ese líquido apestante que pone de manifiesto que el capitalismo mata con guantes, duchado, bien peinado, y con la bendición apostólica de su santidad (el que va vestido de blanco) y, por lo tanto mata con estilo, elegancia y buen rollo.

El comunismo, los comunistas, matan llevando falta de afeitar, pelos grasientos, manos sucias, no saben comprar papel higiénico, ni gobernar un país con la finura, el acierto constante del capitalismo ordenado por el dios vaticano para regir a los hombres; y, menos mal que la reacción social y de los medios de comunicación a la simple palabra comunista, aterra a sociedades tan consolidadas en la democracia como lo es la española.

Otro de los grandes logros alcanzados en esta España vieja, es que la palabra república (la forma de gobierno más coherente con la justicia distributiva) aquí, gracias al bombardeo constante de maldades, es sinónimo de libertinaje, desgobierno y gente por la calle haciendo lo que le sale de los compañones, sin el santo orden de los sistema capitalista que siempre han llevado a ritmo de tambor en orden a los pobres al paredón.

La república como forma de gobierno, para el caso que nos ocupa, que un día puso en marcha el Reino Unido de la Gran Bretaña, para darle riqueza a todas las tierras que abarcaban Inglaterra, Gales, Irlanda y Escocia, dentro de lo que ellos denominaron Commowealth (Riqueza Común), permitió que unas tierras duras, alcanzaran una calidad de vida impensable de otro modo social de convivencia.

Como la experiencia de la Commwealth fue más que positiva, y eso que arrancó allá por el lejano año de 1.649, después, en pleno siglo XX, 53 países del orbe, soberanos e independientes, pero compartiendo lazos históricos creados o provocados por el Reino Unido, se unieron política y económicamente con la Gran Bretaña bajo formularios que, en modo alguno significan SUMISIÓN a la metrópolis, aunque pueden existir las particulares a cientos, a miles, de gentes que se haya creído que el nacer en Inglaterra lleva intrínseco el orinar más y más lejos.

Muy rica en el aspecto de los lazos comunes, esta España vieja que por más que apriete uno el recuerdo histórico no encuentra un solo gobernante que haya defendido los intereses españoles, con todos su más de veinte países de habla española como lengua oficial, su docena de otros países que la usan en el callejeo y chalaneo diario, y sus ya, casi, seiscientos millones de hispano parlantes, es un bagaje republicano excelente para crear un IBERISMO  que nos una comercial y políticamente, guardando cada cual su armario, sin sumisión de ninguna clase.

Pero simplemente mencionar algo así en un país como España donde tres fuerzas extranjeras hace tiempo que nos tiene dominados, el Vaticano con un poder furibundo, los Usa, con su contaminación monetaria constante a gente que le encanta el dinero y hablar, aunque sea chapurreado, en ingles, y, por si faltaba poco “el parto de la abuelica fumadora” que significa Europa, esta España que yo no es esperanza de nadie que no pertenezca a las dichas potencias dominadoras, tendría una salida por esa vía preciosa del IBERISMO, un futuro que ahora ni lo tiene ni se le espera.

Porque aquí, ellos dicen que por interés común, pero en realidad es por falta de coherencia española, no se mueve un esparto sin que desde el Vaticano no nos den su conformidad, sin que desde Usa no nos lo exijan; y sin que desde Europa no nos cueste, y mucho, el dinero encima, porque para eso somos el centinela de occidente contra la maldad de la república, y el descontrol del reparto socialista que, encima, son gente que no se ducha ni usa desodorante.

En la Commonwealth, hay metidos países y territorios que nada tienen que ver en su origen y desarrollo con el Reino Unido de la Gran Bretaña, si pensamos con más amplitud y metemos en el Iberismo gente simpatizante con nuestra forma de ser, sería la reostia de poderosa la unión económica y política resultante.

Pero el Iberismo es algo que se escapa a las preclaras mentes de nuestros gobernantes actuales. Y que pone de muy mal humor a las tres potencias que nos tienen trincados.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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