Hay que dar carácter popular a las Cumbres Ibéricas

Partido Ibérico (íber)
IBERIA: Maestra de la vida y de la historia.
Que las Cumbres Ibéricas sean conocidas, compartidas, seguidas con interés por los ciudadanos, acompañadas por la multitud como hecho trascendente y singular en el lugar donde se celebran, divulgar sus acuerdos a bombo y platillo por los gobiernos, debería ser algo normal por parte de las autoridades locales receptoras y los gobiernos de Portugal y España.
Un bando municipal elaborado por el Sr. Alcalde de Valladolid, con el fin de que toda la ciudadanía tuviese conocimiento del gran acontecimiento que se celebraba en la ciudad, hubiese sido imprescindible para resaltar el evento en la propia ciudad del encuentro.
La sorpresa que muchos ciudadanos vallisoletanos mostraron a los representantes del Movimento Partido Ibérico (PI), de Portugal y del Partido Ibérico (íber), de España, cuando se les explicaba los motivos de nuestra presencia en la ciudad y el hecho que iba a ocurrir durante la tarde, demostraba su ignorancia sobre el acontecimiento y su importancia.
El cordón de seguridad que se estableció, de más de doscientos metros, obligando a algunos vecinos de la plaza a dar un enorme rodeo para acceder a sus domicilios, el hecho de que no hubiese recibimiento popular y solo un encuentro entre los presidentes tan frío como el propio ambiente de la ciudad, la frialdad de las declaraciones finales y su escasa trascendencia en los medios de comunicación, el nulo seguimiento que se hace de los acuerdos, que debería ser una constante durante todo el año, dan idea de que las Cumbres son más protocolarias y rutinarias que un afán de mayor conocimiento entre los dos países, de soluciones comprometidas y con gran contenido, de proyectos a defender en Europa y en el Mundo unidos para tener más influencia en el ámbito internacional .
Todos los cambios que se están produciendo en Europa y que ya comienzan a tener repercusión en España obedecen a leyes inexorables de un cambio profundo de civilización. La globalización ha perdido su candidez, su luna de miel en la que todo eran gozos, y ofrece su verdadero rostro: una competición dura y cruel que solo podrán superar aquellos países que, además de ser fuertes y autosuficientes, se hayan preparado con bastante tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones de supervivencia.
La sociedad europea, que ha alcanzado niveles de bienestar nunca conocidos, se encuentra ya impotente para proporcionar a los ciudadanos cotas progresivas de nivel de vida a la que los ciudadanos se han venido acostumbrando durante el último siglo, por eso Europa se tambalea, se debilita y se fragmenta.
Si los ibéricos fuéramos inteligentes tomaríamos nuestras propias decisiones mientras aún haya tiempo e iríamos juntos a esos entrenamientos necesarios y previos a los partidos que obligatoriamente tendremos que jugar.
Podemos jugar cada uno por nuestro lado, pero jugaríamos en tercera regional, o podemos formar un equipo sólido ibérico, una verdadera piña con la que podamos disputar el partido con los más grandes. A eso se le llama miopía histórica o visión histórica planetaria.
¡Hay que elegir, y pronto!

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