España, 'remember' 1898

Hace ya varios años que leí un estupendo ensayo histórico del eminente historiador cubano Manuel Moreno Fraginals, fallecido en el exilio; su título: Cuba-España, España-Cuba: una historia común. En ese libro se explican muchas de las razones por las que los cubanos debemos tanto a España, como España nos debe a los cubanos. Yo diría que hasta se aclara, como nunca antes, todo lo que España nos debe, que no nos pagaría jamás ni de rodillas en un siglo, ni pidiendo perdón toda una eternidad. Pero España jamás lo reconocerá, esa es la dura realidad. Ni los cubanos tampoco le hemos exigido ni le exigiremos que lo haga.
España lleva clavada esa pérdida, la de Cuba, como si de una mera tostada encajada en la amígdala se tratara, al decir –nunca peor dicho– del periodista y tertuliano de Los Desayunos de TVE Graciano Palomo. Sí, así mismo se expresó este colega o camarada de El Confidencial acerca de Cuba. Palomo es el mismo señor que ha dicho antes que todo el mundo menos los norteamericanos debieron y debieran votar en las elecciones presidenciales estadounidenses porque los norteamericanos –según él– no saben votar. Está hablando un señor que vivió una dictadura, la franquista, y que vive en un país donde rebosan y sobran a montones los corruptos. Lo primero, una dictadura, lo que jamás ha ocurrido en los Estados Unidos. Pero así van algunos españoles, con esa arrogancia, esa altanería tan propia de la ignorancia y el desapego por el respeto a la soberanía y las libertades de los otros. Pues eso, Cuba, para el Gobierno de Mariano Rajoy y para la Monarquía española es una «tostada» –que ellos, ilusionados, de vez en cuando confunden con un diamante– atravesada en el gaznate.
El hecho es que esa «tostada» que ellos quieren comerse antes de que lleguen y la devoren los canadienses, los estadounidenses y los franceses ya está más que zocata y con moho. No sirve ya ni para rallarla como pan duro para empanar una mísera croqueta. El caso es que, una vez más, España, o sea, su Gobierno y la Monarquía, se ubica del lado de la tiranía que oprime a los cubanos, dando a estos la espalda como en tiempos socialistas.

Viajar a la Cuba que asesinó a Orlando Zapata Tamayo, a Oswaldo Payá y a Harold Cepero, y a tantos otros, a la Cuba de los presos políticos, a la Cuba del hambre, de la miseria, de la falta absoluta de libertades, no es para nada –como ha pronunciado el Gobierno español– dar apoyo al pueblo cubano, es simple y llanamente apoyar al régimen, lavarle su imagen. Y todo, como ya se ha dicho, por un puñado de hoteles.
En esa historia común que tenemos con España, recuerden, hay innumerables muertos, sobran el robo, la inquina, la miseria, existió además un campo de reconcentración implantado por un grande de España, Valeriano Weyler, y hay mucho español que hizo fortuna en Cuba y que después de 1959 fue despojado de sus bienes por esa misma tiranía a la que harán honores con su próxima visita el presidente español y el rey Felipe VI. Pero, España, remember también 1898, no lo olviden. Que la «tostada», o la tortilla, podría darse de manera inesperada la vuelta.

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