Deshaciendo mentiras: la pobreza en Cuba Española

En momentos como los actuales, cuando, no contentos los pretendidos libertadores de Cuba con haberse lanzado a la lucha armada para sacudir el peso de la nacionalidad española, ni con reducir a escombros esa misma patria a cuya emancipación aspiran, tratan de cohonestar lo infame de su obra fulminando calumnias contra la madre patria, acusándola de opresora, de explotadora y de cruel, nada más patriótico y loable que rechazar esas injustas diatribas, demostrando la inexactitud o la futilidad de los supuestos en que se basan.
Es preciso que sepa el país, que sepa España, que sepa el mundo entero, que el partido separatista de Cuba es separatista por sentimiento, no por reflexión; que aborrece la bandera de España sólo por ser de España, y sin motivo, ni pretexto siquiera, que justifique, o explique cuando menos, tan violenta animosidad; y que esta guerra salvaje, esta guerra de devastación y de exterminio, que pudiera tener explicación y hasta disculpa en un país invadido o sojuzgado, es en Cuba el mayor de los crímenes por lo mismo que es el más irracional de los antojos.
En este texto el autor desbarata y tritura con implacable lógica todo el edificio de imposturas y de vulgaridades en que los rebeldes pretenden atrincherarse para legitimar la destrucción de este país, como si aquí hubiera dos pueblos o dos razas, una dominadora y otra dominada y envilecida, y en donde ésta no tuviera más remedio, para reconquistar su libertad, que lanzarse a actos de extrema desesperación.

El mito de la opresión española en Cuba

¿A qué se debe, sino a esas mismas libertades la actual revolución? Todos los habitantes de Cuba tendrán presentes los discursos violentos que se han pronunciado en la Habana en algunas sociedades y teatros y en los campos, hasta el aire libre, excitando a la revolución. ¿Y qué diremos de la prensa, cuando se han publicado hasta catorce periódicos separatistas, sin que se les persiguiera?

La «desastrosa» situación económica de Cuba en 1895

En él año 1891 sólo aventajaron a Cuba en el comercio de importación y exportación en América, los Estados Unidos, que con una población de 62.480.540 habitantes tuvo un comercio de importación y exportación por valor de mil 680.887.351 pesos; República Argentina, con una población de 4.046.654 habitantes, llegó a a80.690.000 pesos su comercio; República del Brasil, que con una población de 14 millones 2.335 habitantes, hizo un comercio de 260.695.050 pesos; y el Canadá, con una población de 4.829.411 habitantes, tuvo comercio por valor de 218.607.390 pesos, y ahora sigue Cuba, que con una población de un millón 631.687 habitantes, alcanzó en el citado año 1891 su comercio de importación y exportación a 146.127.829 pesos; en el año 1892 a 170.458.553 pesos; en el año 1894 a la cantidad de 212.560.866 pesos y hubiéramos seguido aumentando de año en año si no hubiera sido por la desastrosa guerra en mal hora empezada.
Ninguna República hispanoamericana la igualaba.
Bajo el régimen y dominio de España ha alcanzado esta Isla la prosperidad y riqueza que no ha tenido ningún país del mundo, y si no hubiera sido por las malditas ambiciones y luchas intestinas, estaríamos hoy mucho mejor de lo que hemos estado.
La Isla de Cuba, bajo el dominio español, será poderosa y rica; y desgraciados los habitantes de esta Antilla si se hiciera independiente. Entonces no se podría vivir aquí pues los desórdenes continuos se sucederían unos tras otros.
Cualquiera que examine el estado que dejamos transcrito, verá que Cuba, con arreglo a su extensión y habitantes, es el país más rico de América, y lo seguirá siendo mientras sea de España, a pesar de querer arruinarlo los insurrectos y laborantes; como es también una verdad que el país más poblado del Nuevo Mundo, es nuestra isla hermana de Puerto Rico. Es decir, que las posesiones españolas en América son las que están mejor que todas las repúblicas del Nuevo Continente, aunque los insurrectos pretendan demostrar lo contrario.
Réplica. M. Graell, 1896

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