Cuba y EE.UU: médicos contra dictadores

Y lo más doloroso y repugnante a la par que escalofriante, es que las televisiones españolas, y un nutrido grupo de tertulianos comemieldas de ellas que hablan español, no cesan de elogiar la democracia y el bien social mundial que representa los citados EE.UU. y su poderoso ejército para la paz; y, por supuesto, no para avasallar o intimidar.

Allá por los lejanos años de 1898, cuando el llamado pomposamente Ejército Colonial Español, fue derrotado, batalla tras batalla por el Ejército Cubano, entre las grandes desbandadas de españoles que se produjeron, para después volver en mayoría a mejorar sus vidas en la isla en la que fueron derrotados como soldados, los que nunca más regresaron fueron los médicos, que, en mayoría, primero los médicos militares dimitieron de sus cargos, y los que eran civiles, con sus grandes vocaciones, la mayoría se fueron tras el dinero a otros países.

Así, los pocos médicos que había en 1.959 cuando el pueblo de Cuba se fue a la sierra para hacer valer y que fuera respetada su Constitución de 1.940, confeccionada cuando Fidel Castro tenía 14 años de edad, y penaba por sus hermosos y dignos renglones toda discriminación en razón de raza, sexo, color o clase; estableciendo la jornada laboral en ocho horas, y respetando la propiedad privada pero ejercida en función social, durante los seis años de lucha guerrillera, más de la mitad de médicos de los escasos seis mil con los que contaba la isla, imitando a sus colegas de antaño, se marcharon detrás del dinero vocacional.

Aquella gente cubana honrada y cabal que bajó de la sierra, en menos de medio siglo, ya había logrado que, pese al capitalismo cristiano que no cesa de joder a la isla, más de cien mil médicos ejercieran su profesión, uno por cada ciento sesenta habitantes cubanos, aportando la mayor cifra mundial de médico por habitante.

Los democráticos y aplaudidos EE.UU desde los medios españoles, que son los que un servidor suele atender, desde el año de 1.946, hasta el de 1.984; es decir en 44 años, en la llamada Escuela de Panamá, prepararon para la tortura, los golpes de estado, y la desestabilización en cualquier orden social de armonía en más de veintitrés países de Iberoamérica, a muchos más de sesenta mil (60.000) militares y policías, con una obediencia ciega a los intereses Usa.

Y tal formación de gente para desestabilizar, que ha contado con excelentes alumnos de reconocido prestigio golpista mundial, de nefasta memoria que no voy a nombrar, pero perfectamente conocidos en las cancillerías europeas, rusas, y chinas y del resto del mundo, doliendo a este servidor la que más la española y su negligente y nefasto apoyo a una inmensa inmoralidad, siguen ignorando que cuando Panamá cerró la citada “escuela” en su territorio, la abrieron los yanquis en Columbus, en Georgia, a la mayor gloria de la paz, la democracia y la civilización cristiana, hasta nuestros días.

Pero, cínicamente, a la actual “escuela” sita en territorio Usa con alumnos en su mayoría de habla española, con sus aularios que todos y cada uno previa a la apertura fueron bendecidos al santo objetivo democrático de que agitaran y extorsionaran bien, goza del silencio de su actividad y las simpatías de los tertulianos españoles y europeos, siguiendo la doctrina ladina vaticana de adjetivar las cosas para confundir, se llama Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental, y se han quedado tan panchos.

Lo mismo que cuando el banco central Vaticano se nombra Instituto para la Propagación de la Fe.

Seguramente en el dios más venerado; el dinero.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis

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