Apunte sobre la Revista Bactriana (Venezuela)

Desde hace tiempo, Venezuela está en el candelero. En España en verdad lo ha estado siempre. Hasta los 80 (o incluso los 90), Venezuela era tierra de promisión, donde se llegaron a juntar medio millón de españoles para buscarse la vida. Todavía los canarios llaman cariñosamente “la octava isla” a aquel país sudamericano.

A posteriori, el nombre de Venezuela entraría con fuerza en España por la vía política, principalmente a través del partido Podemos, fundado por varios asesores del chavismo. O no se sabe si en verdad fueron más bien a asesorarse por Chávez y por el G2 cubano… Y al igual que antiguamente muchos españoles iban a buscar trabajo a Venezuela, ahora muchos de sus descendientes, así como de otros inmigrantes europeos (principalmente de portugueses e italianos) vienen a España. Asimismo, los maletines y las declaraciones altisonantes de Chávez irrumpían también con fuerza en los países vecinos: Perú, Bolivia, Argentina… Y no digamos Colombia. Y así, la Colombia que hasta hace poco emigraba en masa a Venezuela cambió las tornas, como las cambiaron otros países que antiguamente “mandaban” emigrantes a Venezuela. Nunca se sabe las vueltas que da la vida y el caso es que para bien o para mal, Venezuela tiene su nombre ahí con su gente; antes más por la producción de telenovelas; ahora con temas políticos, máxime ante los continuos y analfabetos exabruptos de Maduro… ¿Pero quién se interesa por su intelectualidad, por sus jóvenes, por sus anhelos? ¿Acaso no recordamos que el gran historiador español Marcelino Menéndez y Pelayo ponderaba la poesía de Andrés Bello, o que Arturo Uslar Pietri fue premio Príncipe de Asturias y uno de los mayores exponentes del “realismo mágico”, con todo lo que ello supuso para el “boom” de la literatura hispanoamericana y las editoriales españolas? ¿Olvidaremos la “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos, o “La vieja catira” que el gallego Camilo José Cela –quien acabaría obteniendo el Nobel de Literatura- quiso proyectar sobre los Llanos? ¿Olvidaremos asimismo como tanto peninsulares como isleños cantamos “Alma llanera” con la total naturalidad del mundo, y cómo en el joropo, aparte de ver aires de familia con los sones veracruzanos, lo vemos con todas las músicas que tienen mayor o menor aire del fandango antiguo, desde las sevillanas en la baja Andalucía hasta la marinera en la costa peruana?

Por desgracia, sí que mucho olvidamos y poco sabemos, y menos nos interesamos. Mas comoquiera que doscientos años de soledad están removiendo conciencias en toda la inmensa área de nuestra hispana koiné, nos encontramos de repente con el proyecto de la Revista Bactriana,  que nos habla de cine, ciencia, filosofía, poemas, política, tecnología… Y también de opinión. Toda una plataforma para escritores en una época en la que eso de juntar letras está cada vez más difícil, pues si bien teóricamente hay muchos “medios”, al final resultan insuficientes o inaccesibles, especialmente para aquellos que están empezando. Antes, al menos se despachaba mucha literatura en la prensa, pero la prensa –salvo honrosas excepciones- hace mucho tiempo que está por otros menesteres. Por eso es tan importante la iniciativa propia con el rostro de este reducto de aire fresco que trasciende la escritura con ese afán de pulmón creador e intelectual que acaso marque como en la cultura siempre han marcado las generaciones, las corrientes o los círculos; esos gremios cuyas armas son las letras y que empuñan misiones y visiones que impactan desde las humanidades a la humanidad. Teniendo todas las posibilidades que nos da nuestro idioma, con el legado cultural de los muchos buenos que nos precedieron antes, no podemos sino ponderar esta iniciativa nacida en la dificultad del momento, pero con la ilusión de quien tiene visión de futuro al apostar desde la libertad y la sanidad del alma, teniendo, pues, en el marco constante de alternativas y proyectos un referente de difusión.

Desde nuestras líneas, siempre abrimos las puertas al valor cultural de nuestro mundo hispánico, el cual creemos que debería tener mayor y mejor valoración y organización. Por ello nos suena muy bien la Revista Bactriana, y D.m., en los próximos días podremos entrevistar a sus hacedores para el bien de todos.

Por el momento, les dejamos sus señas, anticipando a los lectores que, D.m., pronto publicaremos una entrevista a sus hacedores:

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