Andrés Calamaro y la tauromaquia

«El toro es el más amado de los animales (con permiso de las mascotas que esperan castradas que les permitan orinar mientras mendigan la atención de los dueños que se retratan con el perro para mostrar la foto en San Valentín.)»

«Nadie merece ser insultado por una masa enfurecida que no da la cara. El toro puede defenderse del torero, así es como los vemos entrar a la enfermería día si y día también. Pero en la selva donde pian pájaros azules que cotizan en Wall Street (o en Facebook o en el foro que corresponda) solo se trata de un ejercicio catártico y poco valiente, consistente en tirar piedras y esconder la mano».

«Todo responde a una liturgia, una forma de hacer las cosas… Para apreciar la tauromaquia hay que ver muchas corridas de toros, básicamente eso. Aquel que no vio con insistencia la lidia, no tiene nada que decir. Convertirse en un fanático detractor de la tauromaquia es ridículo. Preocuparse por seis toros en la plaza y aceptar cien mil muriendo asustados en el matadero (con la excusa alimentaria) es infantil, ingenuo pero también es una canallada. Porque la industria alimentaria no tiene como objetivo dar de comer a la humanidad. La realidad es que muere más gente de hambre que toros en la lidia. Ver para creer. «

«Abolir la practica de la tauromaquia es sacrificar a toda una especie»… «Para empezar, habría que sacrificar decenas de miles de animales, o regalarlos al matadero de carne, entonces las ganaderías sustentables no serían ganaderías indispensables, y todo ese terreno natural sería obsoleto sin la crianza de novillos y becerras»… «los toros quieren nacer y vivir cuatro años, es el derecho de esta ganadería específica… Respetemos la identidad del toro bravo, que es la del pueblo y la del campo. Que sigan naciendo en el campo vivo y muriendo como elegidos en la plaza», …»el toreo es una ciencia de caudal cultural completo y único».

«Ofenden las fotos de toros porque conocen mi afición y mi amistad con los toreros, si fuera solamente la foto, les resultaría indiferente, quizás incluso podrían reconocer la estética en el movimiento perpetuo de la fotografía. La diferencia entre la foto del embroque con una foto en un hospital -o en un matadero- es insoslayable, definitiva. El nacimiento y la muerte no definen nuestro paso por la vida, tampoco la del toro bravo. Morir en la plaza lo diferencia de las otras especies animales. Las que mueren en el frío tormento de un matadero, aquellas desgarradas por la dentellada de otro animal mas grande y con mas hambre, los insectos pulverizados por venenos, el propio hombre abrazado a una fe que se diluye en la proximidad de la muerte, el ateo que pide a dios por mas vida … Morir en un minuto, en apenas segundos, no es una mala forma de terminar; incluso los humanos acordaríamos con agrado un final como el de los toros; una vida sin apremios y morir peleando … dos minutos de agonía.
Supongo que conocen la frase de Jaques Cousteau, el divulgador de la vida en los océanos. La compartimos, es la sabiduría de alguien que dedico su vida a sublimar la existencia de la vida animal …»Sólo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista, morirá la fiesta de los toros y se perderá en el reino de la utopia; y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses».

Andrés Calamaro
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