Día de mercado en la ciudad de León – “Una ciudad de la España cristiana hace mil años”, Claudio Sánchez Albornoz
Muy cerca del parapeto exterior de la ciudad, en las inmediaciones de la Puerta del Rey, se celebraba todos los miércoles -como aún sucede hoy- una importante feria que atraía tanto a los prósperos colonos del alfoz leonés, como a los numerosos mozárabes establecidos en la ciudad procedentes de al-Ándalus, e incluso grandes hacendados y magnates que aprovechaban la feria para negociar la propiedad de fincas y tierras.
Los productos eran muy variados: Además de la compra-venta de ganado y productos propios de las inmediaciones, como lino y cáñamo; se comerciaba con manzanas y sidra del Cantábrico; mijo, centeno y cebada de la incipiente Castilla; paños francos, flamencos o italianos; incluso tejidos de Bizancio. Además; comerciantes judíos llegaban de al-Ándalus cargados con joyas, sedas, tapices e incluso sillas de montar con estribo.
¡Ah! Los mercados eran concesiones reales a determinadas ciudades para favorecer el comercio, casi inexistente en la España cristiana del siglo XI. Normalmente se celebraban fuera de los núcleos urbanos, por no disponer de grandes espacio dentro de ellos.
Posteriormente este tipo de actividad comercial experimentaría un gran auge con la aparición del “derecho de francos”, un marco legal que protegía la práctica del comercio.
¡Ah! En el Reino de León el domicilio era inviolable, y el sayón, un funcionario que encarnaba la justicia del rey, no podía entrar en él para cobrarse ninguna deuda ni castigar robos. Eso sí, podía llevarse la puerta en prenda de pago.