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Trump y las gallinas cluecas

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Como gallinas cluecas de plumajes negros, que van corriendo de un lado para el otro del corral, asemejan, le dan visualización a lo que parecen los políticos europeos, todos de negro hasta los pies calzados, babeándole parabienes al personaje que más agua oxigenada y colorante consume para un flequillo a lo tortilla francesa de un solo huevo.

Hay muchas cosas que la crónica nos repite de un siglo para el siguiente, y parece como si el conjunto de la humanidad fuésemos una junta de imbéciles, incapaces, no ya de darle solución a los asuntos que nos afectan letalmente, sino que ni le ponemos los letreros adecuados a las cosas.

Nadie en su sano juicio que viva de su trabajo y jornal honesto, puede ser partidario de que a la altura y la precariedad que experimenta el planeta, un puñado de imbéciles tirando a locos ambiciosos; de gente generalmente en situación mental insuficiente y limitada tan solo a almacenar dineros, nos propongan ellos mismos la necesidad que tenemos todos de armarnos para destruirnos.

Trump y un puñado de babosos europeos de su cuerda y clan, están por la citada labor, y dan por hecho, los muy capullos, que las gentes de la calle vivimos con miedo y a ellos les agradecemos profundamente que se acuerden de nuestra seguridad, nos pelen los bolsillos, y se gasten aquello necesario para cultura, sanidad y demás cosas innecesarias, en comprar buenas bombas y ametralladoras.

Que no: que ni mucho menos; que la posesión de armas es algo que le encanta a gente de la citada cuerda anterior y a todos aquellos que desde pequeñicos descubrieron que viviendo a costa de hablar de dios, se vive como dios.

Trump, el presidente de los EE.UU de Norte América, no debería de llegar por Europa como el tío de la vara, dándole varazos a nuestros políticos, y estos salir corriendo de un lado para el otro del corral como gallinas cluecas asustadas. Y anotamos que no debería, porque como punta de lanza de una política desgraciadamente conocida como letal para la humanidad, la experta Europa en exterminios, en genocidios, en líderes ladilleros, incultos, no debería aplaudir ni por un descuido a un presidente de un país que demuestra a cada minuto que lo que importa es el dólar, y todo lo demás son pegatinas y bandericas de papel.

Europa, incluso ahora, dispone de un elenco político que por lo menos, por el aspecto sus presidentes, aparentan saber leer y escribir, cosa que uno pone en duda cuando visualiza en la tele, segundos antes de quitarlo, la figura que espejea, el aspecto que ofrece el citado personaje, el tal Trump que es de suponer que sabrá sumar, restar y dividir, pero pongo en duda que sepa leer con soltura.

El citado Trump quizá sea el presidente soñado por los gringos, pero aquí en Europa, si realmente nuestros políticos fueran representantes de nosotros, o nos dejaran a un puñado de gente de la calle junto al dicho presidente usa, está más claro que el agua que le afearíamos de inmediato su innecesaria maldad con los más débiles, que intuimos que les está haciendo toda clase de burradas demenciales de las que la crónica, desgraciadamente, nos ha dado anuncio de siglos y sociedades anteriores.

Las gallinas cluecas se aferran a proteger nidos donde no existen huevos para incubar. Europa no necesita de Usa, y muchos menos si Usa por la acción de su representante llega a Europa armado con una vara, y aún sabiendo que los EE.UU. de Norte América son el peor enemigo de Europa (Inglaterra no es Europa) quiere que naciones como la española pasan penurias y necesidades económicas para que él y gente de su estilo no les falten los afeites diarios para ofrecer un aspecto, que si maquillado y maqueado, aleja, en las distancias cortas guarda concordancia su aspecto con lo que está haciendo de malo para nuestra especie.

Algunos estamos esperanzados que las cámaras españolas se nieguen en rotundo en aumentar el presupuesto para armamento. Y a Trump siempre le quede la gloria de tirar una piedra para arriba y le caiga encima de su cuidado y valorado tupé amarillo.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.  

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  1. TANTO TIEMPO
    Estuve tanto tiempo
    viendo lo mismo,
    mirando lo mismo,
    que sin los ojos,
    casi,
    percibía todo aquello
    que con los ojos abiertos
    veía de un franquismo
    de campana y sotana,
    y emigrante que llorando
    y lleno de rabia
    se marchaba.
    Cuando cierro los ojos
    y veo aquella desolación
    gratuita de España,
    que tanto nos costó a muchos
    en dolor y miseria para nada,
    entiendo poco
    de lo poco que ya entendía
    de aquel aprovecharse de España,
    de aquel aprovecharse
    de los españoles,
    entonces
    con fusil,
    cura,
    y guardia.
    Ahora, todo ha cambiado,
    según la prensa de ahora,
    la misma de entonces,
    y si el obrero vota,
    debería de mandar el pobre,
    porque somos más,
    en las urnas,
    pero, el obrero,
    estúpidamente presume,
    en su ignorancia,
    de que el hambriento
    con el señorito come más
    y más gana.
    Todo dentro de una gran visión
    de conjunto social
    que lleva,
    diga la prensa lo que diga,
    toalla y palangana
    incorporada.

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