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Tren de la justicia, próxima parada: genocidio español

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Si, si, así como suena, por mucho abrigo que los genocidas españoles de la rebelión del año treinta y seis del pasado siglo, hayan recibido y sigan recibiendo desde el altar y el papado vaticano, el poder judicial, el legislativo, y el capitalismo depredador y de casino que deja a las hienas convertidas en verdaderos osicos de peluche.
Ahora, enrollados en la bandera patria, uniformados, vistiendo puñetas, sacando sus herederos los mejores números y destinos en las oposiciones a cualquier carrera y trabajo importante, haciendo mafia y comunión para que todo pase por las manos de ellos o de sus directos herederos, parece que aquí en España, los genocidas que por la gracia de dios se especializaron en el tiro de gracia, la delación y el robo, viven y algunos se han muerto entre aplausos de los suyos, dueños de los medios de comunicación generalmente, y el silencio de los que tenemos a los nuestros enterrados en las cunetas.
En España se ha podido llegar a todo esto, a ésta salvajada de injusticias y de impunidad excelentemente pagada y recompensada, porque por años nos han traicionado y nos siguen traicionando al pueblo un puñado denso y pesado socialmente de gente que se denomina de izquierdas y progresistas; que como los conocemos a todos y cada uno de ellos, no los voy a nombrar pero los podemos reconocer perfectamente porque nunca han trabajado en lugar que no sea enchufados en fundaciones, sindicatos, asesorías a grandes empresas, embajadas, ministerios, diputaciones, alcaldías y demás mesas inmaculadas de efectividad laboral social.
Basta evocar el tradicional desprecio con el que la prensa española ha tratado las reivindicaciones argentinas respecto a la necesidad de que cualquier sociedad no le de cobijo y abrigo a las gentes genocidas, que se suelen levantar devoradores de sus paisanos por el mero hecho de cambiar gente por dinero y poder. Y junto el desprecio de la mayoría de la prensa y los medios de comunicación españoles de realizar cualquier tipo de ensayo de condena hacia los brutales genocidas nuestros y refugiados en nuestro país, el aplauso de hijos, nietos y los propios genocidas exhibiendo un principio de necesidad de que gracias a ellos, a su buen hacer España es lo que es: una vergüenza universal que ellos no ven respecto a darle justicia a los que asesinaron vilmente.
Entre cigalas, gambas, acaparando ministerios y escalones mitrados, nuestro elenco genocida siempre ha mantenido un criterio que, hasta ahora mismo, le está otorgando un estado y vivir de completa impunidad, porque suelen alegar que a los muertos hay que dejarlos en paz, porque la justicia no los devuelve al mundo de los vivos.
Algo así, solo es una expresión más de los muchos que ven muy lejano y, prácticamente imposible, que teniendo en contra de que se haga justicia y se condene a los genocidas, a las grandes potencias económicas como son Usa y el Vaticano, en España todo va a seguir como va, sin que ningún apellido ni descendiente de los que abrigaron, cometieron, protegieron a los genocidas, les pase otra cosa sino que sean premiados y loados como padres y madres patrios.
La lección de justicia que ha dado Argentina al mundo entero debido a la constancia que han tenido sabiendo apartar toda la basura que le salió en su paso y caminar en pos de ella, va a ser, ya lo es, el revulsivo de que mucha gente española que tenemos cansera de ver en los puestos de confort de la existencia a gentes que cometieron genocidio impunemente, nos de vergüenza colectiva de dejarlos que se mueran en la cama.
Tan pronto desde la izquierda española se deje de ser una habitación más del palacio real y episcopal, aunque tengamos todos los medios de comunicación en contra como los ha tenido a nivel nacional y mundial en Argentina, la justicia es un tren que viaja a velocidad lenta, y aunque el tren español vaya conducido por simpatizantes protectores de los genocidas, la próxima parada que viene en ese necesario viaje, es someter a juicio en España a todos aquellos que cometieron genocidio y, hasta ahora, le ha servido para que ellos y sus descendientes constituyan las llamadas fuerzas vivas del país.
Un país, España, que tiene y conserva memoria de lo que aconteció, y que en modo alguna va buscando venganza, sino justicia y que la chulería y el patrimonio de los genocidas y sus descendientes vuelva a lugar adecuado de donde lo robaron.
Salud y felicidad. Juan Eladio Palmis.

SIN COMENTARIOS

  1. ARGENTINA, BRAVO
    Bravo Argentina,
    bravo,
    porque cuando como república,
    unida
    hila
    y hace girar la rueca,
    la samba,
    la chacarera,
    la milonga,
    el zapateado,
    suena,
    sigue sonando rítmicamente
    en una república de gente
    de gentes argentinas,
    habitantes de un Cono Sur
    cansado de generales,
    de patrias,
    de altares abanderados
    en defensa de la miseria
    y la incultura.
    Bravo Argentina,
    bravo,
    ya nada será lo mismo
    en el resto
    del mundo,
    porque se sabe
    lo mucho
    que ha bregado
    tu gente
    para lograr un gramo
    de justicia
    al más necesitado:
    siempre el pueblo,
    la gente.

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