El tontoelpijo de Vargas Llosa

 Con las cosas que van a la boca, hay que llevar mucho cuidado, pues cuando te comes algo que tiene el código de barras caducado, te puede dar una diarrea mental y de las otras.

Los peninsulares o los isleños de esta lado de la mar, cuando visitamos Cuba, nos sorprende agradablemente una palabra de su jerga coloquial que tiene un poder de radiografía, de adjetivar y clasificar a una persona, con una eficacia y precisión que ya quisiera para sí tener, por mucho que la alabe la conseja popular la imagen, y que es la palabra cubana que define a una persona como comemieldas.
Por estos levantes peninsulares, sin tener la fuerza expresiva, identificadora y determinativa de comemieldas, existe un adjetivo calificativo que ubica también con bastante precisión al adjetivado, cuando se dice, como en este caso con Vargas Llosa, que es un tontoelpijo.
Voy a iniciar todo advirtiendo que tan solo he podido, después de  tres o cuatro ocasiones de intentarlo, leer solo a renglón al galope unas hojas de “Pantaleón y las Visitadoras”, y que, por lo tanto, para un servidor de monjas descarriadas, Vargas Llosa no existe en mi abundante mundo de lector. No así, al que tuvo la osadía de darle una ostia el citado tontoelpijo, al maestro de maestros García Márquez, colombiano y amante de sus raíces hasta la muerte, del que creo haber leído todo lo que ha escrito.
También voy a advertir que el movimiento ideológico que significa y representa en España la gente que se encuadra bajo las siglas de Podemos, no necesitan de mi teclado para defenderse porque da la casualidad de que de todos los partidos o movimientos políticos que existen actualmente en España, es probable que el mayor número de intelectuales y gentes con pensamiento propio, sin repetir frases hechas y divulgadas por el sistema y sus medios de comunicación, estén encuadrados en el dicho grupo de Podemos.
Con las cosas que van a la boca, hay que llevar mucho cuidado, pues cuando te comes algo que tiene el código de barras caducado, te puede dar una diarrea mental y de las otras. Y, claro, con los asuntos del sentimiento, aquello que pueda herir, aunque salga de la boca de un tontoelpijo, caso de Vargas Llosa, hay que llevar el mismo cuidado que con la alimentación.
Todos sabemos que Vargas Llosa es el clásico perdedor habitual, francotirador en una actividad reservada para gentes de mayor altura intelectual. Y en aquello que daba perfectamente la talla, en la de la política al servicio claro, descardo y desconsiderado de servir al capitalismo más grosero, aún en eso, donde suele valer casi todo el mundo de baja estofa; en aquel intento de ser presidente del Perú, hasta en eso fracasó; pero, lo premiaron con el Nobel, un premio que en su caso lo prestigia, pero en el caso de la mayoría de los que los han recibido sienten un profundo desprecio por él, salvo porque el dinero que conlleva no amarga.
Personalmente no veo nada más que a personajillos de la talla de Vargas y Trump, con carencia intelectual como para insultar y escupir fuera de sus escupideras propias, de las de sus casas. Y un Borges, o un Márquez, por nombrar intelectuales de prestigio y de verdad, no de pacotilla, plurales y versátiles, que han repetido hasta la saciedad el primer renglón que escribieron, insultar a pulmón abierto, a sucia boca abierta, a un puñado de españoles que podemos simpatizar con Podemos, y que no estamos en la obligación ni por nacimiento ni por convencimiento de querer vivir en un mundo donde los Llosa sean regidores por lo que todos sabemos de ellos y de sus actuaciones.
Salvo que como escritor para mi persona nunca ha existido, hacia el tal Vargas Llosa no he sentido otra cosa que el clásico  repelús en el que de un modo automático se encuadran, sin que sepa muy bien el motivo, otras gentes. Pero desde las declaraciones modernas de meterse el peruano ¿O ha renunciado a sus raíces? en un corral ajeno para agradar a su gavilla, insultando a un puñado de españoles, por su falta de respeto, le retiro la indiferencia hacia su persona y lo adjetivo dentro del tropel de tontosdelpijo de mi abundante tonta-egopedia.
Podemos es una fuerza política que solo con nombrarla, tan solo con decir su nombre y la posibilidad de que en futuro gobiernen un país, llevan al retrete sin dejar la ida por la vuelta, a gentes del tallaje de saldo de los Varga Llosa, de perlados monseñores, padres y madres patrios. Pero no creo conocer de ningún jornalero que se gane el pan con el sudor honesto de su frente, que le tenga ningún miedo y no la respete.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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