Tomás Romay, virólogo

Entre mis recuerdos de las lecturas de la enseñanza primaria habita mi mente esa imagen del médico cubano Tomás Romay vacunando a sus hijos contra la viruela como declarado ejemplo de su convicción en lo que estaba propugnando.

Por Tahaní Martínez Rivero, Tunasvisión
La historia de la vacunación en Cuba durante la primera mitad del siglo xix, es la historia de un médico: Tomás Romay. Le hubiera bastado este hecho para consagrar su memoria a la posteridad y para que su nombre se esculpiera en el monumento que la Patria debe a la ciencia. Hubiera sido suficiente para que su recuerdo se renovara al calor de la gratitud que las familias, por los años de los años, hasta alcanzar los siglos, legándola de padres a hijos como leyenda de abnegación, debíanle a quien irguiéndose como un gigante en medio de la pequeñez brumosa que era la prevención de las enfermedades, arrancó de la fealdad y de la muerte a centenares de millares de presuntas víctimas.
He navegado en diferentes sitios recavando información sobre este eminente hombre que marcó el camino de las Ciencias en Cuba con un enfoque renovador que contagió y trascendió el tiempo para bien de esta isla.
Si quisiera este galeno inclinar su mirada, desde ese retrato casi único, que encuentro repetido en varios sitios que refieren su grandeza y compromiso humanos, luego de 168 años de su muerte acaecida el 30  de marzo de 1849 víctima del cáncer -parece que se llamaba ya así entonces-, creo que hallaría un panorama de su agrado.
Lo encontraría al ver el Museo de Ciencias Naturales Tomás Romay que se encuentra en la parte más alta de la céntrica y popular Calle Enramadas, en Santiago de Cuba . Fue inaugurado en el año 1966. En él se exhibe una variada muestra de la biodiversidad de la Isla de Cuba y en especial de la parte más oriental. Es Monumento Nacional.
Consta de doce salas permanentes en las que se recrea el origen del sistema Solar, las diferentes especies de animales clasificados como invertebrados, anfibios, peces, reptiles, aves, mamíferos, las salas de Botánica, Medio Ambiente, Arqueología aborigen cubana, Osteología donde se muestran esqueletos de varias especies de animales, una sala de fauna exótica y la sala del Planetario que es uno de los mayores atractivos del museo.Es una institución con fines educativos, culturales, recreativos por la que han pasado decena de miles de visitantes en sus 50 años de existencia.
También al ver cómo la medicina en Cuba después del Triunfo de la Revolución tomó los aportes del primer administrador de la salud en Cuba Don Tomás, desde todos los sectores de la salud pública cubana.
En el ciclo de formación del profesional de la salud, se ve la utilidad de la actividad práctica al lado de la cama del paciente, en la organización curricular que incluye ciencias clínicas básicas, clínicas y prácticas pre-profesionales desde el primer año y al ver el l fortalecimiento del sistema nacional de salud con las campañas de vacunación masiva, mantenidas actualmente a la población infantil.
De su quehacer
Romay fue uno de los redactores principales del Papel Periódico de La Habana desde su fundación en 1791 y miembro prominente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana, de la que fue su director en 1842. Realizó el primer estudio científico de la fiebre amarilla publicado en Cuba.
Es recordado, sobre todo, por haber difundido la vacunación antivariólica en Cuba. Ante la campaña contra el nuevo método de vacunación introducido por él, Romay acudió a una demostración pública. Dos de sus pequeños hijos, previamente vacunados, fueron inoculados con el pus de un enfermo de viruelas, y no contrajeron la enfermedad. Apoyó al obispo de La Habana Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa en su campaña por eliminar los enterramientos en las iglesias y dentro del perímetro urbano.
Romay, el primero entre Cien
Un indiscutible aporte para la mejor comprensión de la cultura nacional cubana lo constituye el libro titulado: Cien figuras de la Ciencia en Cuba, publicado por la Editorial Científico-Técnica, en el 2007, como resultado del encomiable esfuerzo de 21 investigadores bajo la coordinación general del doctor Rolando García Blanco.
En unas 500 páginas se recorren 300 años de actividad científica en Cuba. De cada una de las destacadas personalidades referidas, se incluye un resumen biográfico, sus bibliografías activa y pasiva. De especial utilidad resultan el índice onomástico, el índice de entidades y el índice temático, los cuales facilitan al lector la identificación de la página donde se encuentra el objeto de su interés.
Agradezco a la historia por haber colocado en suelo patrio a tantos sa bios valiosos enamorados de la ciencia.Sé que la sabiduría,el valor y tesón de Romay permanecen a través del tiempo e impregnan el espiritu de los galenos cubanos en cualquier parte donde salvan.

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