Históricamente, las reformas agrarias demandadas por los trabajadores del campo han tenido una componente clara, compartida o no, de lucha de clases
Salarios de miseria, horarios sobrecargados, esfuerzos manuales sobrehumanos, etc., crearon en la clase obrera campesina la necesidad de una lucha por la emancipación.
Hoy, aunque existan abusos en algunos casos, los sindicatos y la Inspección de Trabajo están regularizando las condiciones laborales en el sector, sobre todo en las labores temporeras, además de que la mecanización ha dulcificado el esfuerzo personal y aumentado los rendimientos.
¿Por qué entonces es necesario seguir hablando de este anhelo histórico?
Han nacido nuevas condiciones que hacen urgente dirigir una mirada al campo. Que los trabajadores del campo se merezcan ser dueños de la tierra es un objetivo noble y humano. Pero es si cabe mucho más necesaria la reforma por cuestiones ambientales. Los cambios en el clima, que se están observando sobre todo en los últimos veinte años, están afectando visiblemente a las cuajas de las flores, al acortamiento de los ciclos, a la aparición de nuevas hierbas adventicias, de nuevas enfermedes, etc. El resultado de las cosechas de secano de ahora no tienen nada que ver con las de mediados del siglo anterior.
Es urgente, pues, una reforma que prime la agricultura ecológica. Si todo el dinero que ha llegado al campo en forma de subvenciones se hubiera dedicado a prevenir esta situación, hoy tendríamos un País, en todos los climas, lleno de fincas autosuficientes donde el uso del agua sería mucho más cuidadoso, donde el equilibrio entre bosque y las demás actividades estaría planificado, donde agricultura y ganadería se complementarían, donde las inversiones se hubieran justificado con mayor vigilancia, donde muchos jóvenes se verían realizados y no perdidos en los barrios de las grandes ciudades sin perspectivas de trabajo, etc.
Una buena muestra de sensibilidad, de pensamiento constructivo, de trabajar por un futuro mejor, sería buscar la mejora de esta tierra nuestra tan agotada por el hombre y por la historia.
Partido Ibérico (íber)