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¿Socialismo español?

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El mal llamado, porque de socialismo no tiene nada, español, es un puñetero sirviente de esos plañideros que carentes de toda dignidad social y política, esperan sin rubor alguno que les de el señorito, para el caso los EE.UU. una propina aunque se la tire al suelo y tenga que dejar la bandeja y agacharse a recogerla exponiendo a cualquier avatar el trasero.

“Con la picha echa un lio” tal y como dice y se pronuncia el argot popular, el gobierno actual de España, muñeco de guiñol de Europa y, sobre todo, de los EE.UU. ahora mismo no sabe (porque no le cogen el teléfono en EE.UU.) si tiene que reconocer o no al gobierno actual de Venezuela y a su presidente Maduro, o, por el contrario, seguir las órdenes de su señorito el de la “Atlanticidad” y reconocer a Juan Guadó.

Cuando con ayuda del mundo sajón y Francia, una a una se fueron emancipando todas las repúblicas que, inexplicablemente, siguen constituyendo la Hispanidad, como el clero católico que se desplazó, como si fuera una venganza, a Las Indias, apretaron al principio tanto con la santidad y designación celeste del rey de España, que cuando tuvieron que dar el giro, y trocar; decir que el rey de España lo único que hacía era joder a nativos y criollos, muchos se quedaron perplejos, con la boca abierta, pensando que al cura en cuestión se le había pasado el codo de rosca al beber del vino de misa.

Ahora, los españolitos que asistimos atónitos a que un presidente (el mismo guiñol que sigue actualmente) con la solemnidad que requiere, dejando la bandeja a un lado reconoció al gobierno de Juan Guadó por mandato directo de EE.UU. importándole tres carajos la posible ligazón emocional de España y Venezuela, ahora, sin rubor y en espera de que le cojan el teléfono en Usa, el independiente, libre y democrático socialismo español está en espera de recibir órdenes al respecto.

Desde la entronización, a güevo o cojón de cardenal, de Isabelica de Castilla, hasta nuestra honorable actualidad, de los 25 reyes que se han sentado al trono de España, con o sin pañales, puede que solamente los cuatro primeros, los denominados Trastamaras (detrás del rio Tambre) aunque bien confesados y comulgados, puede que hayan sido, dejando al clero católico a un lado, los más españoles que hemos tenido.

Porque la españolidad brilló por su ausencia en los Austrias, los Borbón del primer envite; los Bonaparte, los Borbón del segundo envite; los Saboya; los Borbón del tercer envite y los Borbón del cuarto envite, pasando por políticos germanófilos, afrancesados, dictadores, y servidores directos de los EE.UU., España sigue sumergida de lleno en su mala suerte de gobernanzas, por mirar siempre, sin escarmiento, mucho más sus gobernantes hacia afuera que hacia los españoles.

España se está pareciendo mucho, para nuestro mal y desgracia, a ese triste personaje vestido con levita como si fuera al baile de capitanía y de fiesta, cuando en la más pura realidad lo que va es a coger la bandeja y preguntarle a su señor qué es lo que quiere de desayunar y si lo ha pasado bien y reconfortado ejerciendo su derecho de pernada con su hija mayor, de la que el de la levita y modales finos, espera que el señorito le de comer a cambio de tenerla de criada para todo.

España, hoy por hoy, produce mucha vergüenza, cuando solo está mirando para afuera, y no le dedica ni un simple ojeo a lo que puedan opinar y desear los españoles.

Salud y Felicidad sin covid-22 Juan Eladio Palmis.

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