Si la isla de Puerto Rico se llamara Martín Alonso

Sin en vez de llevar la santidad por delante; si en vez de que los que ponen los santos por delante se metan a manifaceros y destrocen hermosos territorios enteros con sus pamplinas ladinas; si en vez de que lo que había y queda en el Caribe y en las demás partes del orbe la religión fuera lo que tiene que ser y no lo que es, entonces quizá la isla caribeña de Puerto Rico, enriquecida en mucho con una decisión de este tipo, se llamaría Martín Alonso Pinzón, por poner un nombre de persona que es de esperar que no esté en el cielo, sentado aburrido a la izquierda o a la derecha del jefe.
Porque no voy a entrar en milongas de que Cristóbal Colón divisó la isla primero o después que Martín Alonso Pinzón, allá por el año de 1.492, lo hiciera, mientras que en el Vaticano se crujen de la risa, viendo los originales de los itinerarios de navegación (si no los han vendido a particulares a precio de reliquia) de los dos marinos citados, por culpa de lo blandengue, caldosos y comemieldas que podemos ser los españoles y sus gobiernos sucesivos que, hasta el día de hoy, no  veo razón alguna por la que se suele hablar español, cuando  lo suyo, lo de nuestros mandamases ante nuestra indiferencia, es la obediencia ciega y sin rechistar a los intereses extranjeros a España.
Y no nombro todavía la triste realidad del mando supremo Vaticano-Usa, porque ya, en este minuto que le doy al teclado, es del todo imposible saber donde acaba el peligroso e infantil poderío gringo, y donde empieza el ladino y retorcido clerical vaticano, que,  los dos uña y carne desollando al mundo, a la gente, con tal de que ellos se sientan felices en pos solo del dinero y el poder, amasado con las mantecas de los hombres.
La isla de Puerto Rico, la América Morena toda ella, que nada tiene que ver con la América Rubia del Norte, está así porque está en realidad adjetivada a base de una santidad que ni va con ella, ni le fue en momento alguno de su existencia, porque toda la América Morena está en calidad del humanismo muy encima de cantos celestiales, de copones alzados, de sandalias de huellas que por donde pisan ya no vuelve a haber paz en la vida.
Y para mantener lucrativo y rentable un parasitismo de semejante chupeteo desde 1.898 hasta nuestros días, es necesario cometer constantemente y a diario una serie de salvajadas sociales  sobre las poblaciones que tuvieron la mala suerte del mal encuentro, una vez que España fue conquistada y poseída por la América Morena.
Porque el mal encuentro, para el caso de la isla de Puerto Rico, fue cuando sin temor alguno desde la sacristía, se quedaron tan campantes y compraron (con dinero de la gente, claro está) la bandera gringa para izarla, allá por el año 1.898, y arriaron la española. Y desde aquel cercano entonces en el computo de una andadura histórica, nadie se puede atrever a decir que fue una bandera, la de España, la que les hizo más daño a la gentes que la yanqui que ha llevado a los portorriqueños a un extremo de desidia, que no ha podido ocultara una formidable propaganda de que todos iban a ser dueños de sus propios teléfonos móviles y tener cobertura cuando la paguen, que es la únicas propiedad actual que tienen.
Las llamadas Antillas Francesas, dos islas más grandecicas, Guadalupe y Martinica, y cinco más pequeñicas, San Martín, Deseada, Marigalante, San Bartolomé, Los Santos, ahora son europeas porque Francia lo es, manda y ordena y se preocupan sus gobiernos y sus gentes de que así sea; y, con el transcurso de los años, lo español por allí ni se verá ni en topónimo alguno, salvo que lleve lo de santo por delante o por detrás.
Las llamadas Antillas Españolas, unas 20, entre islas y archipiélagos, girando en el entorno de Puerto Rico: Culebra, Vieques, Mona, Monito, Desecheo, Caja de Muertos, Isla de Cabras, Cayo Batata, Isla Cardona, Caños de Caña Gorda, Culebrita, Icacos, Cayo Luis Peña, Isla Magüeyes, Cayo Norte, Isla Palomino, Isla de Ratones, Isleta de San Juan, Cayo Santiago, Isla Vírgenes Españolas.
Girando en el entorno de la actual República Dominicana, la antigua Española, están 15 islas: Parte Oriental de la Isla Española, Isla Alto Velo, Isla Cabra, Isla Catalina, Isla Catalinita, Isla Cerro Gordo, Isla Cuidado, Isla Beata, Isla Cabritos, La Matica y la Piedra, Cayo Levantado, Isla María, Cayo de los Pájaros, Isla Saona, Cayos Siete Hermanos.
En el entorno de la isla de Cuba, están en la mar 17 islas y archipiélagos que son los de: Isla de la Juventud, Archipiélago de Sabana- Camagüey, Cayo Blanco del Sur, Jardines de la Reina, Cayo Guillermo, Cayo Coco, Cayo Romano, Cayo Guajaba, Cayo Sabinal, Cayo Santa María, Cayo Paredón Grande, Archipiélago de los Colorados, Cayo Saetía, Cayo Blanco, Cayo los Ensenachos, Cayo Largo del Sur, Cayo Levisa.
Entorno a Venezuela están 15 islas y archipiélagos: Isla Margarita, Coche, Cubagua, Los Monjes, Las Aves, Los Roques, Los Hermanos, Los Frailes, Aves, La Sola, La Tortuga, La Orchila, La Blanquilla, Los Testigos, Patos.
Y hemos nombrado casi todas por sus nombres, no con la idea de dar una clase de geografía, sino simplemente porque  salvo aquellas islas que sean paraísos fiscales, que entonces las conocerán nuestros políticos a la perfección, el resto, son unas completas desconocidas. Y si a ellos y a nuestros gobiernos sucesivos desde 1.898, nos le ha importado bajarse los calzones ante Usa, Inglaterra, Francia, Holanda, y su santidad vaticana, a muchos españoles nos avergüenza el desprecio absoluto y el abandono cobarde de España hacia toda aquella gente, que, paradójicamente, nos siguen queriendo y se identifican con orgullo con España.
Vivimos un tanto esperanzados de que aquellas gentes, que al igual que ahora los canarios, fueron en muchas islas de las citadas españoles a tope, vuelvan a poder serlo.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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