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Sánchez y Merkel: Es posible que fuera así…

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-Por Gonzalo Alba Beteré

ES POSIBLE QUE FUERA ASÍ…


Sánchez: «¡Angela, cada día estás más guapa, cachis en la mar!»
Merkel: «Ay, Pedro, que no tienes solución… Déjate de tonterías, que no te vas a salir con la tuya.»


Sánchez: «Pero Angela, preciosa, ¿por qué me dices eso? Si yo sólo pido 200.000 millones, y todos en subvenciones. Y ¿qué es eso para vosotros? ¡Venga, rumbosa, estírate!»
Merkel: «Que no, Pedro, que no va a poder ser. Mira, si tú tuvieras un hijo binguero, borrachín y putero, ¿le darías lo que pidieras?»

Sánchez: «No, Angela, bonica, claro que no.»
Merkel: «Pues ese eres tú. Lo que se te dé lo vas a tirar. Y dicen el holandés y el belga que naranjas de la China, que el dinero no se tira, que no está España para tonterías.»


Sánchez: «¿Yo putero? ¡Pero Angela, corazón, si hace un par de años que ni voy a las saunas de mi suegro!»
Merkel: «Hijo, que no te enteras. Es una metáfora. A lo que me vengo a referir es que no se puede pedir dinero con un vicepresidente comunista. No se puede pedir dinero para hartarte de pagar cabalgatas y chiringuitos donde tienes colocados a tu gente. No se puede pedir dinero para fomentar la inmigración ilegal, que entran por España y pueden después circular por Europa. No se puede dar dinero para que repartas una paguita para que la gente se rasque los yameentiendes, Pedro. No se puede dar dinero para que se lo regales a los filoetarras y a los independentistas para que te sigan manteniendo en la Moncloa. Que no, Pedro, que o cambias o no hay dinero»


Sánchez: (poniendo pucheritos) «Bueno, Angela, no te pongas así, preciosidad. Si hay que cambiar, se cambia y ya está. Todo es cuestión de diálogo, de empatía, de realizar un esfuerzo conjunto que…»
Merkel: «Calla ya, Pedro, que no soy una de tus votantes. Déjate de chorradas. Si te digo que hay que cambiar, es que hay que cambiar. Nada de comunistas, ni de cabalgatas, ni de chiringuitos, ni de paguitas, ni de…»


Sánchez: «¿Pero mi avión? ¿Puedo seguir teniendo mi avión?»
Merkel: «Sí, Pedro, eso podemos arreglarlo. Pero lo demás hay que cambiarlo. Mira, te voy a mandar a unos señores muy simpáticos y elegantes, que llevan unos preciosos trajes negros para que te digan lo que puedes y no puedes hacer. Y de 200.000 millones nanay. 140.000 y vas que chutas. Ah! Y la mitad lo tienes que devolver!»


Sánchez: «Si puedo tener mi avión, lo demás no importa. Mándame a esos amigos, pero por favor, que no vayan de negro ni llamen a esto un rescate, que mis votantes se van a enterar entonces de lo mala que está la cosa… Porfa, porfa, porfa, Angelita de mi alma…»
Merkel: «Bueeeeno, valeeeee. Seremos discretos. Pero ni una coña con esto, eh, Pedro? Mira que como te pases, cualquiera de los paises pide una comprobación de tus cuentas, y te pasas tres meses sin ver un duro. Cualquiera. Como vean que no has hecho las reformas que te pedimos, la cagaste, Burt Lancaster.»


Sánchez: «No te preocupes, Angela. ¿Cuándo te he mentido yo?»
Merkel: (pensando) «Este tío no tiene remedio. Pobres españoles.»


Sánchez: «Así que desde el primer día vamos a cambiar todo, ya verás. Y el primero que voy a cambiar voy a ser yo. (pensando: «pero de avión, voy a cambiar a uno más grande y con jacuzzi, como los jeques»). Palabrita, Angela de mis entrañas.
Merkel: «Esperemos que así sea, porque si no, te quedas sin nada.»


Sánchez: «Que no te preocupes, hija mía, que voy a ser un gobernante modélico, humilde y sensato. Voy a cuidar de tus jureles como si fueran míos».
Merkel: «Eso es lo que me preocupa, Pedro…»

Sánchez: «Muchas gracias, bellezón. Ponme a los pies de tu marido»

Y ya de vuelta a España…


Sánchez: «¡Pablooooo, que ya está hecho! Mira, pan comido. Nos dan la pasta, tenemos la pasta! Mira, lo primero quiero una cabalgata grande, la más grande que haya, con muchas reinonas, y con muchas pancartas dicendo que nos votan. Y después les dices a los de los chiringuitos que sin problema, que se suban el sueldo, que paga la casa, Pablo. Que estamos en el taco! Ah! Y por la tele dí unas cuantas veces que vengan más inmigrantes, que España es un pais de acogida, que aquí van a tener de todo! Y súbeles la paguita a los de la paga mínima vital, que se lo merecen, por votarnos. Y ayudas a los colegios concertados ni de coña, eh? Ni a las familias numerosas, que gastan mucho. Que les den. Y a los centros de educación especial nati de nati, que vayan al insti del barrio, que nos quedamos sin dinero para lo nuestro. Diles a Otegui y a Torra que lo que haga falta, que estamos sobraos. Ah! Y manda a Maduro un dinerito, que lo use en la lucha democrática contra la oposición. Y cómprale un teléfono nuevo a Dina. Uno de los buenos. Vale, Pablo?»
Iglesias: «Pero todo ha sido tan fácil?»


Sánchez: «Lo que yo te diga. Los he embelesado con mi porte y mi figura. Dicen no se qué cosa de que los paises pueden exigirnos que cumplamos no se qué chorradas, pero ni caso. Tu y yo, a difrutar y seguir comprando votos, que es lo nuestro, y a los españoles y europeos, que les den, Pablete»

Posiblemente las conversaciones no fueran exactamente así, pero mucho no debieron distar. Tenemos a un caradura de Presidente y un golfo peligroso de vicepresidente, que nos van a llevar a la ruina… Europa, ora pro nobis.

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