Ruinas de la antigua aduana de Barcelona (Venezuela)

-Artículo de Emilio Acosta Ramos

Descubriendo Historia: Ruinas de la Antigua Aduana de Barcelona, Edo Anzoátegui, Venezuela:

La Antigua Aduana de Barcelona, llamada en su época El Rincón, en la vía de Maurica fue construida en el Siglo XVIII por la Corona Española, cuando la ciudad era un puerto de gran actividad comercial entre los llanos, el resto del país y las Antillas. Habla también de la historia de la economía de Barcelona y su entorno; punto de enlace entre la actividad ganadera del sur, las regiones del Llano y el mar.

Esta aduana fue importante punto neurálgico de la economía de la ciudad, vivió un momento de esplendor cuando se fundó la Real Compañía de Comercio de Barcelona, por la Real Cédula del 4 de mayo de 1755 bajo el reinado de Fernando VI, era punto de entrada y control de los navíos que llegaban a Barcelona a comerciar, para poder acceder por la desembocadura del río Neverí, esta entrada era protegida por los cañones del Fortín de la Magdalena, que está ubicado en el Cerro el Morro, terrestremente se podía acceder a ella desde Barcelona por el camino real, donde podemos encontrar los dos Puentes Reales de los Españoles.

El viaducto permitía a las personas llegar a la antigua aduana por encima de los caños, lagunas y manglares que atravesaban el terreno.

Gracias al comercio controlado por la aduana, fueron más fluidos los intercambios con las islas caribeñas y la fachada atlántica mexicana, lo cual facilitó la exportación de mercancías como cacao, añil, cueros, algodón, carne salada, mulas y novillos vivos, maderas de construcción, jabón, almidón de yuca, cazabe y café, entre otras.

En el caso específico de Barcelona, sostiene que se consolidó a principios del siglo XIX “como un importante punto nodal hacia el cual convergen rutas marítimas y terrestres “y la influencia de esa ciudad en el contexto oriental se afirmó por su rol portuario, desde donde hubo “tráfico normal con Europa y un intenso cabotaje con los puertos micro regionales orientales venezolanos y del resto del país”.

Por esta aduana pasó el Barón Alexander von Humboldt a principios del siglo XIX.

Cabe recordar la importancia de los puertos marítimos y sus aduanas para el comercio, de los cuales Humboldt afirmó que “el puerto de Barcelona se realizaba un intercambio comercial directo con las islas del Caribe, además allí comienza a consolidarse esta población cuya prosperidad se debió a la ganadería y la exportación de reses y cueros… El clima de Barcelona es menos cálido que el de Cumaná, pero más húmedo y un poco malsano en la época de las lluvias….-agrega Humboldt… Permanecimos cerca de un mes en Barcelona gozando de todos los cuidados de la amistad más provisora. Encontramos de nuevo allí al excelente religioso fray Juan González quien había recorrido el Alto Orinoco antes que nosotros. Se lamentaba y con razón del poco tiempo que habíamos empleado en visitar este país desconocido”.

Cuando Humboldt visitó la zona, era una ciudad prospera, los vestigios arquitectónicos de la época lo demuestran, como esta Aduana de Barcelona, entre otras, luego con la independencia asoló a Venezuela y empezó la decadencia económica de la región.

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