Reinventar el western

Como bien advierte la historiadora María Elvira Roca Barea (1), en el género western como uno de los arquetipos del cine estadounidense, como que se “olvidaron” de ciertos detalles; a saber: Que los primeros hombres blancos que vieron los indios (2) no fueron los anglosajones, sino los hispanos (por ejemplo, apaches o comanches); y que muchos de esos indios que intentan retratar en sus películas (no muchos años después de una política abiertamente exterminadora) sabían montar a caballo precisamente por ese contacto (ora bélico, ora pacífico) con los españoles. No es casualidad el nombre “Gerónimo”, ni que el famoso líder indio estuviera bautizado.

Muchos indios norteamericanos, asimismo, también habían tenido contacto con los franceses y habían asimilados rasgos de su cultura, como también ocurría al contrario.

Fueron siglos de interacciones y complejidades.

Con todo, como hemos advertido en artículos anteriores (3), la culpa de esta “falta de imagen” o incluso de la “mala imagen” no la tienen los anglosajones. No fueron los anglosajones quienes hicieron el reciente bodrio de “Los últimos de Filipinas”. Aquí nos bastamos y nos sobramos para insultar a nuestra historia, nuestra cultura y hasta a nuestra gente por ese despotismo iletrado del siglo XXI que recoge de izquierda a derecha todas las malandanzas que venimos destilando desde el siglo XVIII y en especial desde los que tomaron el poder en el XIX.

Lo que otros digan o dejen de decir de nosotros no debería importarnos demasiado. Lo que debería importarnos es coger el toro por los cuernos y dejar las actitudes victimistas o derrotistas más propias del indigenismo y adláteres.

Así las cosas, desde estas líneas hago una invocación para reinventar el western desde España a Hispanoamérica; y concretando en España, país que sigue siendo escogido por multitud de cineastas para sus escenas por mor de la belleza de sus paisajes (4); y por ser de hecho, país donde se rodó mucho western. Como asesores para guionistas, propongo a Francisco Rivas y a Borja Cardelús (5). Como inmenso plató de rodaje, tenemos la experiencia del desierto de Tabernas en Almería (6); pero atendiendo a Rivas y a Cardelús, también podría extenderse por todo el perímetro meridional ibérico y llegar a las marismas de Doñana, donde aún se vive la cultura que luego se acriolló y cuya imitación dio lugar a la arquetípica figura del “cowboy” con permiso del criollaje novohispano. Y a bote pronto, la expedición de Anza fundando San Francisco (7) con los Dragones de Cuera como heroicos arquetipos (8), se me antoja como película, como documental, como tebeo, como música y como todo aquello que los buenos artistas que permanecen ignorados –cuando no vilipendiados- por la dictadura farandulera oficial, podrían desarrollar desde la historia a las licencias artísticas de la imaginación y los respectivos géneros artísticos. No hay que esperar a que nadie lo haga por nosotros; ni mucho menos, nada hay que esperar de un “papá estado” que ni está ni se le espera.

El western es un género que no trabajamos en su día y al cual se le puede sacar mucho partido, máxime teniendo en cuenta que nunca es tarde si la dicha es buena. Igual que se inventa, se reinventa. Y nunca hemos dejado de ser un país de inventores y aventureros que, en nuestro tiempo, por desgracia, tienen que desarrollar más y mejor su iniciativa fuera que dentro. Ya hace tiempo que en Estados Unidos se comenzó a reconocer el legado hispánico presente en la cultura “country” y etc.; en vez de quejarnos o lamentarnos, haríamos mucho mejor si invocamos a las musas y actuamos como Dios manda; que lo demás, luego de la fe y del esfuerzo, vendrá por añadidura. Sea el “western” un primer paso que arrastre caravanas de ilusión y trabajo en una titánica tarea de reconstrucción cultural.

NOTAS

(1) Sobre María Elvira Roca Barea y lo concerniente a nuestro tema:

(2) Dado que los anglosajones vienen dando carnets de “blanco” especialmente desde el siglo XIX, dicho término a veces se antoja hasta aburrido; porque otra vez volvemos a lo mismo, esto es, esperar a que otros hagan su taxonomía según su conveniencia ideológica y hasta religiosa y nos den permiso para considerarnos como tales. Pero bueno, para entendernos…

(3) Recuérdese:

https://espanolesdecuba.info/el-problema-de-la-influencia-hispanica-en-estados-unidos/

(4) Desde “Doctor Zhivago” hasta “La promesa” de Netflix, pasando por el “Spaghetti Western” de Sergio Leone, la Península Ibérica e islas adyacentes han sido escenarios de numerosas y famosas películas, y de hecho es una tendencia que no para.  

 (5) Sobre Francisco Rivas y Borja Cardelús, véanse los enlaces contenidos en la nota (3).

(6) Sobre el desierto de Tabernas:

(7) Véase:

(8) Recuérdese:

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