El presidente Trump está acertado: la OTAN es irrelevante

La OTAN es actualmente una coalición militar débil, incapaz de enfrentar por sí sola a Rusia, de no contar con el poder militar-nuclear norteamericano.

Por Juan Felipe Benemelis
La observación del presidente Donald Trump sobre la obsolencia de la OTAN ha sido un tema frontal desde el colapso de la Unión Soviética. La OTAN es una violación a los principios establecidos por los padres fundadores de USA, los cuales legislaron sobre no establecer alianzas militares permanentes con ninguna porción del mundo, especialmente con Europa.
La OTAN otorga facultades anti-constitucionales al Presidente, el cual puede determinar inconsulto el declarar la guerra acorde con su Artículo 5, violando así la constitución norteamericana que otorga sólo el Congreso esta facultad.
Por su inconstitucionalidad y también invocando la Doctrina Monroe, Estados Unidos dispone de las bases legales para variar en cualquier momento su compromiso europeo con la OTAN.
La OTAN es un vestigio de la Guerra Fría, nacida tras la derrota de la Alemania nazi y diseñada para contener la influencia soviética en una guerra europea. Las razones de su existencia actual no pueden argumentarse claramente, sobre todo con la disolución de la Unión Soviética, la unificación de Alemania y Rusia como una potencia regional.
La caída del bloque soviético no tuvo como segundo paso una nueva configuración de seguridad en toda Europa que incluyese a Rusia. Esta miopía política producto de la ruso-fobia heredada de la Guerra Fría llevó a que ausente de compromisos internacionales se brindara la oportunidad al Kremlin bajo Vladimir Putin de re-armarse de manera inquietante y proyectarse regionalmente.
Ya el Secretario de Defensa de George W. Busch y de Barack Obama, y ex director de la CIA Robert Gates, al igual que el ex Secretario de Defensa Caspar W. Weinberger, así como los últimos tres secretarios de defensa de USA, habían enfatizado la irrelevancia militar de la OTAN, sobre todo por ser una carga militar muy costosa y por su incapacidad de afrontar el terrorismo contemporáneo y la modernización militar de China y Rusia.
Los dos Tanques de Cerebro (Think Tank) más prestigiosos en términos de política militar: El Instituto Cato y el Brooking Institution, han considerado la alianza como “superficial” y como una “hueca fachada”, un dinosaurio con poca acción militar; considerando ambos que ya es hora para la OTAN redefinir su misión, sobre todo con Rusia. Sus rivales en este tema lo son el Consejo Atlántico, y el Centro de Estudios Estratégicos (CSIS) de Georgetown, los cuales influyeron en la visión política de la administración-Obama respecto a la OTAN.
Estados Unidos es quien provee la seguridad militar europea y contribuye con el 75% de los gastos militares, 680 billones de dólares, mientras el resto de Europa sólo contribuye con el 25%, unos 238 billones de dólares.
La OTAN es un gran negocio para las corporaciones de producción militar, como la Lockheed, Boeing, General Dynamics, etc. El propio presidente Dwight Eisenhower, ya desde entonces molesto por el poco apoyo financiero europeo a la OTAN planteó que rechazaba que la organización se transformase en un programa de ayuda social, como ha sucedido, con los europeos dependiendo de los subsidios norteamericanos.
La OTAN es actualmente una coalición militar débil, incapaz de enfrentar por sí sola a Rusia, de no contar con el poder militar-nuclear norteamericano.
Pero fueron las guerras del Golfo las que hicieron obsoleto militarmente a la OTAN, la cual no fue requerida y necesaria. En realidad, es el poder aéreo y nuclear norteamericano el instrumento detente en el caso hipotético de una invasión de Rusia a Europa; y ese poder se halla fuera de Europa y fuera del control de la OTAN.
La crisis en Siria reveló la impotencia de la OTAN ante una acción militar robusta; asimismo, la OTAN no actuó militarmente en Ucrania ni se movió contra el Estado Islámico o contra Al Qaeda. Además, el apoyo de los miembros europeos de la OTAN en Afganistán e Iraq ha dejado mucho que desear, al punto que en ocasiones, Francia y Alemania se han opuesto a las operaciones norteamericanas en el Medio Oriente.
En varias ocasiones Francia y Alemania han intentado disolver la OTAN y crear una entente militar independiente europea, para así no depender de la sombrilla militar norteamericana. Ello no se concretó debido a la oposición de los ex presidentes George Bush y Barack Obama.
En 1990, Estados Unidos, en boca de su secretario de Estado, James Baker anunció que la OTAN no crecería una pulgada hacia el este de Europa. Ante los criterios divergentes de Francia y Alemania, Estados Unidos promovió la expansión de la OTAN incluyendo a casi todos los países ex comunistas de la Europa central y oriental.
Este hecho fue tomado en Rusia como una provocación y una quiebra del acuerdo con USA en 1990, de no extender la alianza militar hacia el este, a cambio de la reunificación de Alemania. De inmediato el Kremlin inició un vasto programa de rearme.
La expansión hacia el este europeo, en realidad ha consistido en una ayuda económica para la Unidad Europea, cuyos problemas en última instancia son de Europa.
Tras la disolución de la Unión Soviética, ¿cuál es el propósito de la OTAN, y es algo que sirve a los intereses nacionales norteamericanos? No tiene sentido mantener una estructura militar en una Europa para una guerra convencional a gran escala, que resulta difícil tenga lugar nuevamente, una guerra que no sucederá.
La OTAN se ha transformado en un club de caballeros en la cual los europeos han establecido políticas militares que no se ajustan a las exigencias de este pacto militar. Salvo Estados Unidos el resto de los países componentes disponen de una capacidad militar muy limitada en equipo y soldados.
La crisis de Ucrania se precipitó con la presión norteamericana, en contra de la mayoría de los países europeos, para que Ucrania ingresase en la OTAN, algo que los rusos rechazaron pues pondría las tropas de la OTAN en sus fronteras.
La idea loca de incluir a Ucrania y a Georgia en la organización provocó la reacción violenta de Rusia que invadió el sur de Georgia y recuperó la Crimea, presionando militarmente en el antiguo Donbass, ahora bajo jurisdicción ucraniana.
El Donbass ahora ucraniano gracias al soviético Nikita Jruschov, ha sido parte de Rusia desde tiempos de Pedro el Grande, y por tanto es un diferendo que no tiene solución inmediata pese a las sanciones, además del peligro de que USA se envuelva indirectamente en otra guerra local. ¿Se puede arriesgar una guerra con Rusia en defensa de la oligarquía gansteril que dirige Ucrania, y sobre un territorio de mayoría aplastante rusa?
La OTAN ahora ha tratado de admitir a la liliputiense Montenegro, un corrupto y gansteril Estado, que de realizarse provocaría otra crisis con Rusia, la cual ejerce influencia en los Balcanes.
La estructura básica por la cual se constituyó la OTAN no ha variado pese a los cambios en la arena mundial. Una nueva política exterior, acorde con el siglo XXI por parte de la administración del presidente Trump podría rehacer el actual orden internacional liberal que los presidentes han construido desde Franklin Delano Roosevelt.
Ante la débil respuesta militar de las potencias europeas (Francia, Alemania) a la política actual de Rusia, se ha planteado que lo funcional resulta una alianza estratégico-militar más equilibrada entre los Estados Unidos con una Inglaterra independiente de la Unión Europea y de la OTAN.
Una negociación entre Estados Unidos y Rusia, sobre armas nucleares y esferas de influencia, sería el final de la OTAN, cuya disolución sería plausible al reemplazarla con una suerte de organismo multilateral de operaciones contra-terroristas.

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