“Ora por mí”, le dijo el Papa a Raúl Castro

Por: Mario E. Fumero
En la audiencia ofrecida por el Papa Francisco al presidente de Cuba, Raúl Castro, ocurrió algo muy singular y llamativo para todos y es que a la hora de la despedida, el Papa Francisco, haciendo gala de su espíritu diplomático, le dijo a Raúl Castro; “ora por mí” a lo que Raúl Castro le respondió: “también hazlo tú por mí”.
Antes de analizar el singular hecho de que el Papa Francisco, según afirma la doctrina católica, es el vicario de Cristo en la tierra, le pidiera oración a Raúl Castro por él, cabe cuestionar “¿A quién le pediría en oración Raúl por el Papa, si la doctrina marxista proclama el ateísmo? ¿Será al dios de la casualidad?”, o es que en realidad detrás de lo Castro existe una fe latente, pero negada y escondida a través de los tiempos.
Es bueno hacer historia, tanto Fidel, como Raúl Castro. Ambos se educaron en su juventud en colegios católicos, casualmente de la orden de los jesuitas, como es el Papa Francisco, y aunque lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista, un dictador militar, y triunfaron con el apoyo popular del pueblo en un 95%, tiempo después, se deslizaron, por la intolerancia de Estados Unidos, hacia los brazos de la hoy extinta Unión Soviética, siendo influenciados por el ideario marxista, proclamando una revolución comunista. Aunque el ateísmo no es parte filosófica del marxismo, se introdujo por decreto dentro del ideario comunista en Cuba, pero la gente no asimiló la eliminación de Dios, y menos, aquellos que por años fueron formados dentro de un colegio católico.
Recuerdo cuando en los primeros años de la revolución, sacerdotes españoles se oponían a la revolución de Fidel, confrontándolo. Fidel Castro, con su elocuencia extensa, y en cadena nacional, arremetió contra esos curas opuestos a su revolución, y citando magistralmente en su discurso a Mateo, capítulo 24, atacó fuertemente a los curas y a la Iglesia Católica, llamándoles generación de víboras, sepulcros blanqueados, etc., dándole 48 horas a los sacerdotes extranjeros para que salieran del país, y esto no me lo contaron, sino que yo mismo lo vi y viví. Es en ese momento (1961) que aparece el rompimiento del Estado con el catolicismo, confiscándoles sus colegios, entre ellos el Colegio de Belén en Mariano, donde estudiaron los Castros, y el cual era dirigido por los jesuitas y el colegio de los salesianos en La Habana.
En este hecho singular podemos ver dos verdades camufladas a lo largo de la historia. La primera es lo que ya algunos afirmaban, que el Papa Francisco siempre simpatizó con la izquierda, lo cual en sí no tiene nada de malo. Lo segundo es que aunque los Castros proclamaron o apoyaron su ateísmo, en el fondo quedan rastros de Dios, y esto se evidencia en muchos cambios de actitudes que han tenido en los últimos años hacia las iglesias, tanto católicas, como evangélicas, porque en realidad, el ateísmo es más una corriente doctrinal y no ideológica dentro del esquema político, pues en ningún momento los padres del marxismo negaron o demostraron la no existencia de Dios, sino que se opusieron a una religión que usó a Dios como instrumento de sojuzgamiento y sometimiento a un sistema injusto, impuesto por los zares, y causantes de la miseria y explotación de Rusia.
Dios no es una ideología, ni un partido político, ni una corriente filosófica. Él es la fuente de la vida, parte intrínseca del ser humano, y ajena a los fenómenos políticos y filosóficos diseñados por los hombres en su soberbia y deseos de poder. Así que, es posible que un sistema que se proclama ateo, restaure sus raíces y le devuelva a todos sus ciudadanos derechos de creer en un Dios según su conocimiento les permita. En el fondo, los Castros tienen fundamentos de creyentes, aunque por fuera de la política comunista expresen lo contrario. Al fin y al cabo, para ser ateo se requiere mucha más fe que la que tienen que tener los verdaderos creyentes en Dios.
Recuerdo cuando vivía en España, uno de los comunistas más grandes en aquel entonces, que era Santiago Carrillo, el cual pertenecía al partido comunista, dijo en un discurso: “Doy gracias a Dios porque soy ateo”.

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