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Obama: el encanto de pactar con los tiranos

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Obama tiene arrogancia. La arrogancia de esos izquierdistas que sienten fascinación por los tiranos y desprecio por la libertad de las personas.

 

Nathan Sharansky pasó nueve años en un campo de concentración de la Unión Soviética en Siberia. Su crimen: ser un disidente, y ser el ayudante de otro disidente aún más importante, Andrei Sajarov. En su fantástico libro «Alegato por la democracia» (Gota a Gota-FAES, 2006) describe lo que para un preso político significa el apoyo internacional, y en especial el de la primera potencia mundial. Cuenta Sharansky que un preso pudo leer en un ejemplar de Pravda que el Presidente norteamericano Ronald Reagan había calificado a la URSS como el «Imperio del Mal». Por toda la cárcel corrió la voz mediante mensajes en morse golpeando las cañerías. «Los disidentes–sigue diciendo Sharansky- nos sentíamos exultantes. Por fin el líder del mundo libre había dicho la verdad, una verdad que ardía en el corazón de todos nosotros». Seis años después la tiranía comunista había caído y todos los disidentes quedaron libres.
Barack Obama acaba de asestar un golpe terrible a todos los cubanos que ansían la libertad, y otro golpe igualmente cruel a todos los iraníes que desean, sencillamente, vivir libres, sin someterse a ningún tirano ni a ninguna doctrina de sometimiento. Mucha gente en el resto del mundo habrá sonreído al ver las noticias de los pactos de Obama con Irán y con Cuba. La mayor parte de los medios los han recibido con alegría. Incluso hay quien piensa que una mayor apertura hará que esas dictaduras evolucionen. No es verdad, no evolucionarán hacia la libertad, como no lo hizo el bloque comunista en la época de la Ostpolitik de las democracias occidentales. Ni tampoco serán menos amenazadoras para el resto de la comunidad internacional. En el caso de Irán cualquier análisis en profundidad revela que el acuerdo de Viena les va a permitir llegar a la bomba nuclear, no ahora, sino dentro de unos años y con muchísimo más dinero en las arcas del régimen de los ayatollahs. Israel es la única nación que defiende a los occidentales del expansionismo islamista, y con este acuerdo Israel queda lamentablemente debilitada.
Hacer lecturas geopolíticas de ambos acuerdos conduce a un error moral, que es olvidar el derecho de todos los hombres –también los cubanos- y todas las mujeres –también las iraníes- a vivir libres. Este mismo fin de semana setenta Damas de Blanco y otros activistas por la libertad fueron detenidos en Cuba. Hace pocos días la tiranía cubana lo expresaba con claridad en Granma: «para alcanzar la normalización será indispensable también que (…) cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas,…». Obama ha cedido a cambio de nada. Los Castro no han tenido que rectificar absolutamente nada.
En Irán ha sido el llamado Líder Supremo Alí Jamenei quien lo ha explicado sin sombra de duda: «a nadie se le permitirá tomar ventaja de este documento en cualquier forma para socavar los principios fundamentales de la República Islámica». Por tanto, continuará la dictadura teocrática y seguirán sufriéndola millones de personas en Irán y en el conjunto de los países musulmanes.
Obama no tiene tiempo, le queda apenas un año de mandato. Tampoco tiene mayoría en el Congreso, que perdió hace unos meses. Probablemente tampoco tenga poderes constitucionales para hacer lo que ha hecho. Pero Obama tiene arrogancia. La arrogancia de esos izquierdistas que sienten fascinación por los tiranos y desprecio por la libertad de las personas.

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  1. […] algún momento de su trayectoria pública, bajo el Obamismo, pudo hasta llegar a confundir a algunos sectores de la progresía, pero parece que su hora ha […]

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