¿Muerto el perro se acabó la rabia?

-Por Gonzalo Alba Beteré

«Muerto el perro, se acabó la rabia», decían nuestros padres y abuelos. Y efectivamente, esa es la «creativa» solución que está dando el puñetero gobierno éste a la pandemia. Quedaros encerrados, que «De aquí a cien años, todos calvos», podrían añadir, si va de refranes.


Como no saben ni comprar material; como no saben ni tomar medidas ni qué medidas tomar; como no tienen ni criterio, lo que hoy es blanco mañana es negro; como ni hicieron caso cuando debían y se les ha ido de las manos mientras legislaban sobre la perversidad delictiva del piropo, o convocaban grandes manifestaciones de «estómagas agradecidas» vividoras del cuento feminista; como son una panda de ineptos, mentirosos compulsivos, ególatras desmedidos, inútiles sanguijuelas que se alimentan de nuestra sangre; como disfrutan quitándole todo el poder al Congreso, amenazando con utilizar a su antojo nuestra propiedad privada, comprando a la prensa con subvenciones y prometiendo oleadas de millones que al final van a salir de nuestro bolsillo y no del suyo; como no valen ni para explicar a los españoles ni lo que pasa, ni lo que es un Erte, ni nada de nada… Como son así, lo único que se les ocurre es, por seguir con los refranes, » Cada uno a su casa y Pedro Sánchez (Dios) en la de todos», en esas engreídas alocuciones bolivarianas vacías de contenido y de huevos. Sí, de huevos, porque le falta lo que le falta para decir la verdad, para asumir su culpa, para pedir perdón por su negligencia criminal.

Así, después de dos o tres meses de reclusión, dos meses de parón económico, entrarán en las casas y las residencias a por los cadáveres, y les soltarán a los vivos el discurso triunfal de Sánchez: «Os dije que confiando en este gobierno triunfaríamos: Junio 2020 Año de la victoria».

Así, con decenas de miles de muertos, dejando a una España en ruinas, y encerrando a los españoles un trimestre o dos, cualquiera es capaz de ganarle al virus, aunque ni lleguen las mascarillas o los tests o los respiradores nunca. Lo de la eficacia, el trabajo bien hecho, la asunción de responsabilidades, las capacidades técnicas, la previsión, meditar las decisiones y pensar por el bien de los españoles, es para aficionados, no para este gobierno altivo y prepotente.

Si hubieran hecho las cosas medianamente bien, ya estaríamos reconstruyendo nuestra Patria.

¡Viva España!

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