Mucho menos se perdió en Cuba

Visita de Fidel Castro a España en Julio de 1992 - Casa natal de Angel Castro, padre de Fidel Castro, en Láncara, Galicia, España Foto: Liborio Noval

Tradicionalmente, en España, cuando se quiere cuantificar una pérdida, se recurre a la frase popular de “que más se perdió en Cuba”. Y ya, los escuchantes, tienen una idea valorada y concreta de la magnitud de la tragedia o de la pérdida en cuestión.

Pues bien, la pérdida de Cuba, aunque para las arcas reales españolas significó un pago de guerra a los EE.UU. superior o próximo a la cuantía de mil millones de pesetas en dinero, cantidad fabulosa para la época, además de la pérdida de la soberanía y las propiedades raíces que las empresas estadounidenses y vaticanas se apoderaron de ellas en la isla, toda aquella catástrofe económica, porque la humana es de crímenes de guerra, de genocidio, es mucho menor que la pérdida que una imbecilidad colectiva de unos dirigentes políticos españoles, nos está y nos va a ocasionar en adelante.

Escuchar o silenciar, el hecho de que España se presta gustosa a poner entre el suelo y las rodillas de los rusos, a los que vamos a vencer, y si nos faltara tierra, tomaríamos a Siberia (viejas coplas franquistas a actualizar), las piedras para que se jodan más los rusos cuando se pongan de rodillas pidiéndonos comida y recursos, es un logro de una imbecilidad delirante de unos políticos de unos partidos políticos, cuyos amos, dirigentes, barones, señoritos, o gurús, con tal que los EE.UU. los dejen en sus puestos directivos políticos en España, no les importa, absolutamente, nada más.

Lo que sí queda claro, es que aquella gente española que sabía que del pago de guerra a los EE.UU. una parte o sisa se quedaba en el bolso real y en el clero español, al menos tuvieron la decencia de ni alinearse, salvo los cuatro de siempre, en aceptar aquella vergonzosa y vergonzante sisa que se produjo en un momento de mucho dolor, no para la España oficial, que a esa le da siempre igual todo, sino que el quita hambres y miserias que significaba por siglos la isla de Cuba, muchos paisanos pensaron (cosa que no ocurrió) que se acababa.

Nosotros el pueblo español, saben perfectamente desde Rusia o China, que vamos a nuestra bola española, y como le ocurre a los mulos con los tábanos, no podemos quitarnos de encima, de momento, unos partidos políticos, obedientes a los empresarios Usa, que menos defender los interese nuestros, se desviven por los de los EE.UU. o Inglaterra; pero se sabe, que contra los rusos, o los chinos, al contrario que nuestros políticos, la gente de la calle le tenemos más gratitud y aprecio que otra cosa.

Y nos duele, porque lo sabemos, que la decisión política de los partidos políticos españoles y el gobierno actual de ofrecerse voluntarios y decididos a llevar las piedras en los bolsillos para ponérselos a los rusos cuando los pongamos de rodillas, una a una a lo mejor las usarán contra nosotros el pueblo español, mientras la élite del granujerío político español estarán, siguiendo con la costumbre pepera, viviendo en Miami.

Pese a que España está colonizada por los EE.UU. a extremos de que todo: cine, vestir, comida, internet, ejército, clero, medios de comunicación, nos quitaron hace ya muchos años (desde el franquismo) nuestra autonomía que iba en alza, los nenicos políticos de ahora, con una granujería sin límites, atendiendo solamente sus intereses particulares y privados, nos han hecho perder unos valores y unas cuantías económicas como país, que están y van a significar muchísimo más en lo económico y en todos los otros valores y conceptos que aquellos españoles que una vez que se dieron cuenta que los EE.UU. no era un país, sino una unión temporal de empresas, sintieron una vergüenza nacional, que ahora, por el contrario, brilla por su ausencia entre nuestros corruptos políticos.

Salud y felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis

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