«En ningún otro país europeo se vio la necesidad de guerrear contra los infieles con la necesidad acuciante, como tarea colectiva, con que se sintió en España. Chicos y grandes percibieron el esfuerzo a largo plazo que implicaba la restauración histórica, produciéndose un enfoque de oposición drástica y sin concesiones en la literatura […] con algunos matices fantásticos o inconcretos, como venimos señalando, pero de tono y contenido realista en general. En tanto en la coetánea literatura francesa los moros, los sarracenos, aparecen como inequívoco fruto del desconocimiento de una sociedad y unos individuos (los franceses) que difícilmente habrían visto uno de carne y hueso, los cristianos de España conocían con claridad a quiénes se enfrentaban»
–Serafín Fanful, catedrático de Literatura Árabe