Foto: Ileana de la Guardia lee el mensaje frente a la Embajada de Rusia en París. 29 de enero de 2022.
Paris, 29 de enero de 2022.
Querida Ofelia,
Te envío este importante documento que fue leído por Ileana de la Guardia durante la manifestación frente a la Embajada de Rusia en París, con motivo de las amenazas de invasión de Ucrania y de instalaciones de bases militares en Cuba y Venezuela por parte de Rusia. Participaron en la manifestación: franceses, cubanos, venezolanos y ucranianos fundamentalmente.
Un gran abrazo desde estas lejaznas tierras allende los mares,
Félix José Hernández.
“La historia se repite, cuando el poder recupera los tristes acontecimientos que reaniman los traumas de una nación y de una época, muestra y demuestra el desprecio total que siente por sus pueblos. Así están actuando los gobiernos de Rusia y de Cuba.
Ellos están irrumpiendo en el siglo XXI con el peligroso juego de la fuerza y de la guerra, alejados de las necesidades de sus ciudadanos y de sus valores más preciados.
Para los cubanos, dos de esos valores son la soberanía y la independencia. Vueltos a pisotear.
Como en 1962, el gobierno Ruso insulta ambos valores, y como en 1962 el gobierno cubano vuelve a aparecer como un peón de intereses foráneos que nada tienen que ver, de eso estamos seguros, con las ambiciones y aspiraciones del pueblo ruso. Son solo las ambiciones de un Kremlin que representa el regreso al poder de élites corruptas y expansivas, en naciones que deberían comportarse con responsabilidad en el complicado orden global de la posguerra fría, y las de un gobierno en La Habana, igual de corrupto y con su propio imperialismo caído, que sin embargo ha sabido engañar al mundo por demasiado tiempo como adalid de la soberanía de los pueblos.
Para los cubanos de la Isla, y para los que vivimos en otras partes del mundo, es inadmisible el solo anuncio del despliegue posible de armas y tropas extranjeras en nuestro país. Y en cualquier país o nación celosos de lo que los constituye como sociedad y como pueblo. Expresamos aquí y en este punto nuestra solidaridad con los ucranianos, georgianos, venezolanos y también con ese pueblo ruso, arrastrado a aventuras temerarias que destruyen e intentan destruir la soberanía de otras naciones.
Ciertas fuerzas políticas en el mundo se niegan a verlo, pero los cubanos, que estamos despertando aceleradamente, lo tenemos ya bastante claro. El relato del pasado y el discurso de la soberanía han sido para el gobierno cubano la coartada perfecta que les ha permitido construir y alimentar un totalitarismo que parecía también perfecto hasta el 11 de julio, cuando las grandes manifestaciones cívicas en toda Cuba marcaron el profundo abismo entre el gobierno y la sociedad.
En 1962 fuimos vendidos a los rusos, sin nuestro consentimiento; en 1968 les apoyaron en su invasión a la antigua Checoslovaquia, sin nuestro consentimiento; en 1991 guardaron silencio cuando una pequeña nación, Kuwait, fue invadida por Irak, para el estupor de dos generaciones machacadas con el cuento del derecho a la soberanía; otro tanto hicieron cuando los territorio de Osetia y Abjasia fueron desgajados a la república de Georgia en 2008, con la intromisión y el apoyo de Rusia, manteniendo en la ignorancia al pueblo cubano; en 2014 miraron hacia otro lado, para luego apoyarla, frente a la anexión de Crimea y la irrupción en el Donbás ucraniano, ya sin mucho asombro, y ahora cierran este ciclo alquilando la soberanía de Cuba al imperio ruso y entregándoles la vocería y el trámite internacional del asunto. Una nueva realidad se está dibujando tristemente para nosotros los cubanos: la de convertirnos en un protectorado con discursos de soberanía.
¿Es nacionalista un régimen que tolera y no condena el ataque de las naciones más fuertes a las naciones más débiles? La soberanía es un valor que se vive profundamente en naciones que nacen y emergen de las luchas expansionistas de países poderosos. Y se afirman frente a ellas. Es el valor por excelencia en países pequeños y medianos como Cuba, Ucrania, Venezuela y otros, amenazados por los nuevos imperialismos. El gobierno de Cuba ha traicionado este valor.
A los cubanos nos resulta evidente que la soberanía y la independencia están ligadas a la democracia. Precisamente son los países autocráticos los que desarrollan apetitos territoriales a expensas de sus vecinos menos poderosos, o las que ceden su territorio para atacar o amenazar a sus vecinos. Como Rusia y Cuba. Las democracias modernas, cualquiera sea su dimensión territorial, no intentan expandir sus fronteras.
Es por eso que nuestro compromiso por el respeto a los derechos humanos y la libertad de todos los prisioneros políticos en Venezuela, Rusia y Cuba lo es también por la defensa de la soberanía de nuestras naciones; la más profundamente legitima: la que nace de la soberanía libremente ejercida por los ciudadanos.
Aquí estamos, frente a la embajada de Rusia, para expresar nuestra potente denuncia contra el expansionismo ruso y para asumir y defender la soberanía de Cuba.”
Ileana de la Guardia
Representante del CTDC en Francia.