Memoria histórica

Para poder dominar en su totalidad a un pueblo, a una agrupación humana, hay que quitarle toda su memoria histórica. Y en eso andan logrando mucho los franquistas y su herederos en España, y en EE.UU en relación a los negros africanos los criollos blancos que llegaron con lo puesto a Las Indias a por la herencia que le dejaron por allí, según ellos, sus abuelitos blancos Neandertales.

En ocasiones he escrito que ser licenciado actualmente en Historia en los EE.UU. tiene la misma utilidad que ser peón caminero en el desierto del Sahara, que anotaré que está en África, y África está muy lejos de lo que muchos creen que es el Cuzco actual del mundo: los EE.UU.

Pero como con mirarse en un espejo un descendiente negro de las gentes africanas, inmediatamente determina que existe una gran diferencia en muchas cosas con los blancos blanquitos, tal hecho diferencial que por ahora solamente lo amortigua, sin eliminarlo del todo, el poder económico y la fama, hubiese sido el trabajo básico de sociedades humanas, de agrupaciones humanas que tan solo están en pie y tienen existencia, porque los dos colores básicos del género humano, blancos y negros, porque todos los demás son tonalidades, se unieron empujando juntos.

La política racial junto a la religiosa, no solo es que no tiene más vacuna que lo dicho del dinero y la fama, y probablemente sea por su grado de singularidad, que si no, quizás el gallo de la separación y el odio seguiría cantando. Pero es que nunca tampoco se ha hecho nada en concreto que no sea para aumentar las fronteras que separan los dichos dos colores básicos de humanos.

El racial, que siempre tradicionalmente ha sido el problemón de las sociedades modernas que intentan aparentar lo que ni son ni lo sienten así, es muy probable que ahora, visto desde el sillón de la casa, ya no se vea como tal problema, y mucho menos como problemón, porque al final existe un código de leyes, que aunque sigue beneficiando al que tiene dinero, en cuanto hay el más pequeño descuido, el coronavirus lo empareja todo por igual y se olvida de los colores.

La memoria histórica de las gentes negras en EE.UU. o en cualquier país, es una memoria virtual que con mirarse al espejo, salvo los que viven en sus países originarios, africanos principalmente, inmediatamente se dan cuentan de que su tierra originaria no es la que están pisando. Y si encima los blancos le pisan los pies, la cosa, hasta aquí, nunca ha gozado nada más que de toneladas de hipocresía por ambos grupos de colores básicos.

Y en razón de que las violentas sociedades han evolucionado de acuerdo y conformidad con lo proyectado y lo inculcado, y la cultura y el conocimiento sigue siendo un lastre social al lado del tremendo valor que significa la suma de inteligencias que hace falta para meter un balón por un aro o por una portería, por no citar nada de lo bien que luce y reluce un bombardero, han logrado su objetivo de que el racismo, el diferencial de color, sea probablemente ahora más profundo que nunca y apestante en el seno en ambos colores.

El asunto no es nada fácil ni tan siquiera de asignarle una solución teórica para resolverlo, porque tampoco existe una voluntad básica que quiera resolverlo. Por tanto, como la esperanza es una cosa que va de verde, y el verde no llega a entrar ni en la base ni en la amplia gama de colores del género humano, las soluciones para algo tan visceral y asentado en nosotros tiene que tener un tratamiento nuevo, diferente al actual, que no esté basado ni en el dinero ni en la religión.

Y ambas cosas, todos dicen que son el combustible del mundo actual.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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